Con el fallecimiento de Jorge Chico Villaseñor se ha ido un gran trozo de la historia del beisbol en esta capital, aunque ahora inicia la leyenda.
A los 86 años de edad dejó de existir en esta capital, en el lugar donde nació, pero atrás dejó una gran historia en su paso por los diamantes.
Aunque no abrazó el profesionalismo al optar por terminar su carrera universitaria, es considerado por la gran mayoría de los antiguos aficionados que le vieron jugar, como el pelotero más completo que ha surgido en esta ciudad.
Jorge Chico, quien de niño practicaba el tenis, optó por el beisbol desde los 11 años, como lo comentó en la entrevista que concedió a AM Guanajuato en julio del 2010, de donde se toman extractos de sus hazañas.
Lo hizo en forma brillante al ser parte de los legendarios equipos Universidad y Profesionistas, luego con equipos de Coahuila y otras ligas semiprofesionales, además de integrar la Selección Mexicana que participó en los Juegos Panamericanos de 1955, y ser tentado por la organización de Piratas de Pittsburgh, aunque no acudió al llamado al estar cerca de terminar su carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Guanajuato.
Es recordado por la valentía que tenía para jugar al beisbol y entre sus puñados de jugadas que ofreció a lo largo de su carrera, destacan dos que recuerdan los grandes aficionados al beisbol.
Es muy recordado por “robarle” el home a los Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de 1955, en el parque del Seguro Social de la capital del País, jugada que recordó y explicó en esa entrevista.
Era un 18 de marzo de ese año y se jugaba un extraño partido, ya que hasta la séptima entrada no se habían conectado imparables. Pero México ya ganaba 1-0 desde la primera entrada, gracias a la hazaña del guanajuatense.
“Era el primer bat, a pesar de que al principio el manager ‘El Ciego’ Guzmán, me quería de cuarto, lo que no acepté. El pitcher Everet me dio base por bola, luego el catcher me quiso sacar en primera, pero la bola se fue hasta al jardín derecho, por lo que llegué hasta la tercera. El segundo bateador fue dominado con un globo al pitcher y el tercero con rola a la tercera. Llegó el cuarto bat, Ray Garza, estaba en cuenta de 1 y 2 y como el pitcher Everet era zurdo me tenía de espaldas, además le daba dos vueltas al brazo.
“Ahí pensé me la llevo, al primer braceo que me arranco para el ‘home’, fue una bola alta y que me le meto entre las piernas al catcher. Le había robado ‘home’ a Estados Unidos, los 35 mil aficionados me vitoreaban, yo sentía que me moría por el esfuerzo, mientras me felicitaban y mis compañeros me llevaban a la caseta”.
Al continuar el partido ante Estados Unidos anotó 5 carreras en la séptima y se fue arriba 5-1, pero México respondió con 11 en la octava y al final ganó 12-5.
En el antiguo San Jerónimo también hizo grandes jugadas y se recuerda el triple-play sin asistencia que logró, desde los jardines, en su posición de filder que siempre desempeñó. Era 1947 y jugaba para Universidad y así la explicó en esa ocasión, cuando se le hizo la entrevista en el 2010.
“No fue un ‘texas’ como se comentó, fue una línea que atrapé de cordón de zapatos, pisé segunda para el segundo out y me engolosiné, jugué para mi porque pude haber tirado a primera, pero que le sigo y que me le aviento a los zapatos al corredor que regresaba a primera y así conseguí el triple-play sólo”.
El pasado miércoles se unió al equipo celestial que tiene Guanajuato y ahora ha llegado el “más grande”, pero ahí queda su historia llena de proezas en el diamante para iniciar la leyenda de Jorge Chico Villaseñor. Durante los juegos en el parque Aguilar y Maya de la jornada semanal ha sido recordado con los minutos de aplausos.

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