El día amaneció con un sol esplendoroso y se convirtió en un motivo más para que miles de guanajuatenses y visitantes cumplieran con la centenaria tradición de visitar a San Ignacio de Loyola, que puntuales lo festejaron y veneraron en la cueva ubicada en el cerro Los Picachos.
Familias enteras, algunos padres de familia con bebés en brazos, otros tomados de la mano, pero todos con el objetivo fijo y bien definido: escalar el picacho mayor y luego visitar la cueva de San Ignacio de Loyola, ubicada a una altura superior a los 2 mil 500 metros sobre nivel del mar.
Los caminos y veredas del cerro El Hormiguero se convirtieron por momentos en ríos humanos que llevaban miles de personas a honrar al santo patrono de la ciudad, todos mostraban cansancio, pero eso era lo de menos, pues lo importante es dar vida y cumplir con la tradición.
Bolsas en mano, las cuales contenían desde comida ya preparada, agua fresca, refrescos, fruta y demás alimentos, la gente llegaba al lugar y buscaba un buen árbol o una fresca sombra para pasar un momento inolvidable en familia.
Mientras, algunos, especialmente las mujeres, preparan lo que iban a comer, rodeadas de un verdor inigualable que dejaron las lluvias de hace unos días; otros, principalmente los más jóvenes, se encaminaban hasta el picacho mayor.
La fiesta una vez más convocó a miles de habitantes de la ciudad y visitantes de otras ciudades, estados y del extranjero, lo que dio ese colorido y características inigualables, que hacen de este festividad, algo único en la ciudad.
Y es que en Guanajuato las fiestas y tradiciones parecen competir entre sí, para poder demostrar su importancia, además de la Fiesta de Cueva, hay otras que dan identidad y son motivo de orgullo para sus habitantes.
Entre ellas ubicamos las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla, la Apertura de la Presa, el Día de los Fieles Difuntos y hasta eventos de talla mundial como el Festival Internacional Cervantino (FIC) y de forma reciente el Festival Internacional de Cine.
Así, en medio de este ambiente que no tiene comparación alguna, los guanajuatenses una vez más cumplieron con la tradición y conmemoraron una fecha que por cientos de años se ha conservado y fortalecido al pasar de generación en generación, el día de San Ignacio de Loyola.

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