El oficial Valtierra va a cumplir 16 años de ser policía municipal, su principal motor para seguir perteneciendo a la corporación es su familia, aunque su sueño era trabajar como administrativo en la Secretaría de Educación Pública.
Actualmente pertenece al grupo de la Policía Turística, donde dice que tiene la oportunidad de estar más cerca de la gente, de ayudar a las personas que visitan la capital y de alguna manera contribuyen en la economía de la ciudad, sin embargo, no deja de atender los reportes del resto de la población y de estar alejado del peligro.
Pero durante su trayectoria dentro de la corporación policial ha enfrentado situaciones que lo han marcado, un ejemplo son los accidentes que ha tenido que atender, percances que no puede olvidar porque vivió de cerca el dolor de la gente.
“Entré a trabajar a la corporación por necesidad, yo quería trabajar de administrativo en la SEP porque estuve estudiando computación, me gusta mucho la computación, pero nunca pude conseguir una plaza, estuve tocando puertas en busca de una oportunidad, pero no llegó.
“Solicité trabajo en la Policía Municipal me aceptaron hace ya casi 16 años y aquí sigo, con el riesgo de enfrentar el peligro, pero echándole ganas para sacar a mi familia adelante. Mis hijos y mi esposa son el motor para seguir trabajando”, platica el oficial, sin descuidar su equipo de radiocomunicación, atento por si sus superiores le asignan algún reporte.
Uno de los accidentes que más me han impactado que me tocó cubrir fue el de un vehículo que se desbarrancó en la carretera que comunica a Dolores Hidalgo, por la Sierra de Santa Rosa, llegamos y vimos a la gente tendida y una señora perdió un brazo. La llevaban en la camilla y el brazo desprendido entre sus piernas y todavía se movía, eso me impactó mucho”, relató.
En octubre del 2008, Valtierra estuvo en uno de los reportes de alto riesgo, le tocó atender el robo de camionetas de una agencia ubicada en el bulevar Euquerio Guerrero, tuvo de frente a uno de los ladrones, quien después fue señalado como peligroso ya que formaba parte de una célula de la delincuencia organizada.
“Ese día encontramos escondido entre el río a uno de los delincuentes, tuve que desenfundar mi arma porque sentí el peligro, no sabía cuál iba hacer la reacción de él, afortunadamente logramos detenerlo con apoyo de los compañeros.
“Aunque ahora estoy dentro de la Turística, el riesgo es el mismo porque en cualquier momento nos toca cubrir asignaciones peligrosas”.

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