Entró a la Policía por necesidad, ahora el oficial Ramírez, es uno de los elementos más versátiles de la corporación.
Entre las coberturas de seguridad especial en las que ha sido encomendado están la visita del Papa Benedicto XVI y la de la ex secretaria de Estado en EU, Hilary Clinton.
Actualmente, el oficial forma parte de la Banda de Guerra de la Dirección de Seguridad Ciudadana y es parte del equipo de motopatrulleros.
“Antes de entrar a la Policía trabajaba en una empresa de fabricación de toldos, hace cuatro años y medio solicité trabajo en la corporación y me lo dieron.
“Ahora estoy contento por ser parte de la Policía Municipal y mi mayor motivación es mi familia, porque este es un trabajo de riesgo, sales de tu casa pero no sabes si vas a regresar, eso lo sabemos todos los compañeros, aunque digan que esta es una ciudad tranquila”, mencionó
Al oficial le gusta la velocidad, le ha tocado atender reportes mientras realiza otras actividades administrativas por ejemplo entregar oficios, documentación en oficinas cuando conduce la motocicleta.
Sabe que al recibir la instrucción de atender algún reporte, momentáneamente deja las actividades que tiene asignadas se traslada a toda velocidad en su motocicleta.
“Es adrenalina cuando vas manejando a toda velocidad la motocicleta, pero también es un riesgo porque cualquier descuido puedes sufrir un accidente.
“Una ocasión iba a entregar documentación, en el trayecto, por las “curvas peligrosas”, encontré una camioneta volcada, había varias personas heridas, entre ellas una señora embarazada.
“Yo iba en la motocicleta y me detuve rápidamente, coloque la moto de manera que los automovilistas la pudieran ver para que se fueran deteniendo, revisé a los lesionados y solicité ayuda de ambulancias”, relató el oficial.
Para él, portar el uniforme policial es una responsabilidad muy grande, pues está consciente de que tiene que servir a la gente; atender los reportes de inmediato aunque su integridad esté en riesgo.
De los más versátiles
El oficial Ramírez ha cubierto la visita del Papa Benedicto XVI y la de Hilary Clinton