Las roscas de Reyes, según Mauricio y Miguel Ángel, los maestros panaderos de San Sebastián, “son fáciles de hacer, sólo se requiere un poquito de amor a lo que uno realiza, para que la gente perciba un agradable sabor”.
Mientras amasa la harina con el huevo, la levadura, mantequilla, azahares y sal, Mauricio señala que le gusta el oficio, pero más le agrada hacer roscas de reyes; “yo tuve una infancia muy feliz, cada año, los Santos Reyes me traían juguetes y dulces, por ello, quiero que los niños que prueben este pan siempre tengan un buen recuerdo”.
“Aquí satisfacemos paladares, esa es nuestra función, y la realizamos con placer, tal vez nuestro trabajo sea muy anónimo, pero deseamos trascender, que la gente recuerde la sabrosura de esta bella tradición”, dice Mauricio.
En este ambiente de cordialidad, “porque así debemos trabajar nosotros, de lo contrario, las personas podrían percibir un mal sabor”, Miguel Ángel se une a la plática: “la receta es muy sencilla, no tiene complicaciones, lo más importante es el optimismo, la buena vibra que podamos transmitir a las personas”.
Después de amasar, colocar los “muñequitos”, reposar y cocer en el horno, Miguel Ángel muestra el resultado: deliciosos panes que tan solo de verlos se antojan. Y quienes tienen la oportunidad de ver trabajar a Mauricio y Miguel Ángel sin duda que salen más entusiasmados, no tan solo por el olor del pan recién horneado, también por la “buena vibra” que transmiten.
“AMOR A LA VIDA”
Quienes también tienen un estilo especial de vivir, son los muchachos del grupo “Amor a la Vida”, los jóvenes drogadictos que a través de actividades como la panadería buscan regenerarse. Ellos, durante la última semana se dedican a preparar las roscas, que en estos días ofrecen a la salida de los templos.
En el atrio de la Basílica de Guanajuato, “Antonio”, disfrazado como “rey mago”, ofrece el producto al tiempo que dialoga con los niños que se le acercan y le entregan cartas; dice estar feliz, y que en esta temporada siente una “transformación profunda”.

“Como que vuelvo a ser niño, eso me gusta porque los chavitos son muy francos”, dice mientras un niño se acerca y le ofrece un camello de plástico.

BUENAS VENTAS POR LOS REYES

Desde las 10 de la mañana de ayer, el Mercado de Embajadoras parecía un enjambre, un hervidero de personas. A pesar de la rehabilitación de la Calle Sangre de Cristo -que va muy lenta- la gente se volcó sobre este sitio.
La mayoría de los comerciantes entrevistados aseguraron que sus ventas serán “muy buenas”; por ejemplo, Celia, especialista en vender “tachones” -zapatos de futbol- dijo a las 11 de la mañana, haber vendido unos 9 pares.
En otro lado del mercado, Paco, quien normalmente vende trastos de cocina, ahora también ofrece globos llenos de helio, con sus cartitas; él dijo que venderá “unas 800 piezas, porque las ofrezco a 12 pesos, cuando en otros lugares el precio es de 15 pesos”.
Martín Pantoja, quien viene desde Irapuato para ofrecer ropa de niño, también afirmó que la venta será “muy buena”. Tanto era su optimismo que pensaba concluir antes de las 6 de la tarde.
En un rinconcito, otro Martín, vendedor de dulces, dijo que su mercancía es solicitada todo el año: “durante las posadas vendí muy bien, y ahora con los Reyes la cosa no cambiará”.

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