Alejandro Salazar Ramos tiene felizmente 7 años laborando en Cruz Roja, al principio era técnico radiólogo pero una llamada de emergencia le cambió el trabajo.
Actualmente es paramédico voluntario y operador de ambulancia, cuenta con los cursos requeridos para brindar un servicio de calidad a los capitalinos.
Alejandro recuerda que en el año 2007, estaba sentado cerca de la cabina de la institución cuando de repente timbró el teléfono, solicitaban ayuda en un accidente y no había operador de ambulancia por lo que se ofreció a ir.
“Nunca imaginé que fuera a ser paramédico y operador de ambulancia, la primera vez que agarré la ambulancia sólo tenía algunos cursos de primeros auxilios, las ganas de ayudar hicieron que me ofreciera a manejarla ya que no había operador; durante el trayecto iba muy nervioso, por mi mente pasaban muchas cosas, no sé si era el nerviosismo por el sonido de la sirena, peor mi corazón latía muy rápido, sentía mucha adrenalina”, dijo Alejandro Salazar.
Después de esa experiencia inolvidable, y de recibir el agradecimiento de la gente a la que ayudó, decidió seguir brindando ayuda.
Adquirió el curso de Operador de Vehículo de Emergencia y Rescate (OVERDRIVE), luego de aprobarlo hizo el de Técnico en Urgencias Médicas (TUMB), mismo que finalizó en 2 años.
Alejandro durante su trayectoria en Cruz roja ha tenido muchas experiencias inolvidables las cuales lo han marcado mucho y las recuerda constantemente.
“Recuerdo que una vez fui a un servicio a ver a una señora ya grande y su familiar quedó tan agradecido con la atención que después de una semana me fue a buscar y me regaló unos libros de colección de Cruz Roja que conservo con mucho amor y más el saber de dónde provinieron, son recuerdos que conmueven”.
“En otra ocasión ayudé a un señor que tenía muy alta la presión, lo llevamos al servicio médico, al otro día llego a Cruz Roja y me dijo, ¿se acuerda de mí?, usted me ayudó ayer y hoy vengo a darle las gracias, eso de verdad es una satisfacción muy grande que alguien venga y te diga gracias a usted que me ayudó, no tiene precio; pero de verdad lo que me motiva a ayudar a la gente, es la satisfacción de recibir una sonrisa de un extraño”, explicó Salazar Ramos.
En varias ocasiones ha tenido tratos malos por parte de algunos doctores cuando lleva sus pacientes a recibir atención médica, por lo cual ha pensado en ya no seguir como paramédico para no verlos más, sin embargo, ha sido fuerte y sigue ayudando a las personas, a pesar de todo.
Para Salazar Ramos, la Cruz Roja es una institución de lo más noble ya que está dedicada a ayudar a personas que están en desgracia y por eso se siente orgulloso de ser parte de ella, ahí ha encontrado verdaderos amigos.
Dejará de ser paramédico y operador de ambulancia hasta que su cuerpo se lo permita, se siente un orgullo inmenso portar el uniforme de Cruz Roja.
Ayudar es su pasión
Una llamada de emergencia lo transformó de radiólogo a paramédico.