Casi no se ve, está semioculto, pero entre la calle Subterránea y Sopeña, se encuentra un pasadizo que a simple vista podría parecer el sitio ideal para tirar basura; tal vez por ello, la gente no lo transita mucho; sin embargo, el lugar se conserva limpio, y como si fuera una galería de arte, sus paredes están adornadas con grafiti.

Si el peatón o automovilista circula por la Subterránea, abajo de un conocido centro nocturno, va a encontrar a su derecha el acceso hacia la calle Sopeña. Es una entrada estrecha, como muchos callejones y pasadizos de la ciudad, de apenas metro y medio de ancho por 2 metros y medio de altura; lo va a recibir un grafiti entre cuyos letreros se alcanza a distinguir una palabra ‘webes’.
Luego, se inicia un corredor como de 11 metros de longitud; al fondo se observa un mural, bien iluminado por cierto, en la pared derecha se ven 2 grafitis indefinibles, pero bellos.
Casi al concluir el breve recorrido, el dibujo, tal vez de un conejo, despide al peatón antes de que éste ascienda por la escalera de piedra que lo lleva al exterior.

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