Con 12 años de experiencia en Bomberos Pozuelos, José Guadalupe Zárate Vázquez ha visto la vida diferente.
Actualmente es bombero cavo y operador de unidades, entró a la edad de 16 años por casualidad, acompañaba a su primo a jugar futbol con todos los rescatistas, con el tiempo le dio curiosidad y decidió formar parte de bomberos.
Al saber la noticia, a sus padres no les agradó la idea ya que sabían el riesgo que presenta ser bombero, pero a José no le importó nada.
“Fue difícil al principio porque no tenía el apoyo de mis padres, pero con el tiempo lo asimilaron. Hoy me siento muy contento por ser lo que soy, grande, único y un ejemplo de vida para mis hijos al igual para la sociedad; todo esto me ha cambiado la vida al ir aprendiendo de todo lo que veo, así aprendí a valorar a las personas, pero sobre todo la vida de todo ser humano”, dijo Zárate Vázquez.
Una meta que se ha propuesto como bombero es aprender de sus compañeros, superarse como persona, capacitarse más para ser más objetivo en los servicios logrando un trabajo excelente, también ayudar a los nuevos para que realicen un mejor trabajo en equipo.
Guadalupe mencionó que siente una pasión por todo su cuerpo, lo lleva por dentro, llenándolo de satisfacción al ayudar a las personas y salvo guardar las vidas. Lo que más le gusta es manejar las motobombas y rescate con vertical
Al acudir a los reportes siempre se mentaliza para tener el corazón frío a la hora de trabajar, porque al llegar a las escenas los primeros impactos que tiene es ver a las víctimas caídas o ver niños sufrir, aunque sí se impacta, él tiene que ser fuerte.
Durante todos sus años como rescatista ha observado y atendido miles, en diferentes escenarios, pero el que más le ha impactado fue un accidente donde estuvieron involucrados seis niños, algunos perdieron la vida.
“La mayoría de reportes son fuertes pero este me impactó más, fue un accidente rumbo a El Cubo, una camioneta se fue al vacío, reportándonos a seis niños lesionados de gravedad, de inmediato fuimos a apoyar y al llegar nos percatamos que todos estaban regados en el voladero, desgraciadamente hubo dos muertos, una señora embarazada estaba entre los fierros retorcidos, tuve mucha impotencia por querer atender a todos al mismo tiempo y no poder, pero tuvimos que dar prioridad a los niños, fue feo verlos sufrir”, mencionó José Guadalupe.
Hasta el momento no sabe cuándo dejará de ser bombero, es más que un trabajo, es su pasión y se identifica, sin él no sería el mismo.

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