Ricardo Gámes Zárate, actualmente bombero de primera y paramédico, en el Heroico Cuerpo de Bomberos de Pozuelos, se dio cuenta de su profesión cuando era niño.
Una visita a las instalaciones de Bomberos en una excursión de la escuela le cambió la vida.
Al saber lo que hacían y que ayudaban a las personas, fue lo que lo motivó a prepararse como un integrante más de los cuerpos de rescate.
Con 4 años de experiencia como bombero de primera y 8 años como paramédico, Ricardo dijo que le ha cambiado la vida.
“Desde que era niño supe lo que quería ser de grande, esa visita a bomberos me abrió los ojos y más porque supe qué hacían, cómo lo hacían y ayudaban a las personas, primero me preparé como paramédico y luego como bombero con mucha más experiencia para ayudar, todo esto me ha cambiado la vida en muchas cosas, en ser más humilde, entender más a la gente, ser más sensible, entre otras cosas”, dijo Gámez Zárate.
Como bombero su meta es subir de rango lo más que pueda, preparándose día a día, para seguir ayudando a las personas que lo necesitan.
Cuando tomó la decisión de entrar al curso de preparación como bombero, su familia no se la creía, pero con el tiempo se dieron a la idea y lo apoyaron.
Ahora cuando sale de su casa rumbo al trabajo, sus padres le dan la bendición y tienen miedo que no regrese debido al riesgo al que se enfrenta en cada servicio.
“Es difícil para mis padres cuando me vengo a trabajar, porque saben los peligros que corro en mi chamba, tiene miedo que algún día ya no regrese, pero con su bendición me siento seguro y protegido”, mencionó.
DE IMPACTO
Ha tenido varias experiencias impactantes dentro de su trayectoria como elemento de rescate, pero recuerda mucho un hecho donde estaba involucrado un niño quemado.
“Algo que se me hace difícil es cuando voy a rescatar a niños que están quemados, por andar haciendo travesuras o accidentes, me impacta mucho, una ves acudí a ayudar a un niño que por estar jugando con alcohol sin precaución se lo hecho encima y se prendió todo su cuerpo, resultando con quemaduras considerables, me da tristeza porque yo cuando era pequeño también sufrí una quemadura y sé lo que se siente, es muy difícil y la recuperación es lenta”, agregó el bombero de primera.
Dentro de Bomberos Pozuelos encontró su segunda casa, y sus compañeros son su segunda familia, por el tiempo que convive con ellos.
Ricardo agregó que aún no sabe cuándo dejará su pasión para buscar otro trabajo, pues piensa que nunca dejará de ser bombero porque la adrenalina de escuchar una sirena hace que esté en alerta, lleva en la sangre el ayudar a la gente.