Valentina Lara Stephens, con 24 años de edad ya cuenta con 16 años de experiencia en el Ballet Folclórico de la Universidad de Guanajuato (BAFUG). Nació en León pero toda su vida ha radicado en Guanajuato capital, es egresada de la licenciatura de Psicología del Campus León de la Universidad de Guanajuato, y su pasión es la danza folclórica.
“No, no es mi pasatiempo, ya es parte de mí, Valentina ya no se siente a gusto sin la danza”, dijo.
Comenzó a participar en el Ballet Folclórico de la UG a los 8 años, y poco a poco destacó. “La primera vez que bailé para una presentación en un escenario fue en el Teatro Principal, el tema fue Veracruz, me sentía grande, magnífica, nunca he perdido ese nervio, pasión o gusto, ya he bailado más de 100 veces en el Teatro Principal, 10 veces en el Festival Internacional Cervantino, en Portugal, en Francia, en Paraguay y en otros escenarios, pero aún así sigo sintiendo el nervio de cómo saldrá cada función, es sumamente emocionante”.
SUS RETOS
“Esto es una competencia sana, mi primer reto es que yo tenía sobre peso y la vida de un niño así es difícil, ya que te enfrentas a burlas y comentarios dolorosos, dentro del taller todas las niñas eran delgadas menos yo; todo arte escénico debe cumplir ciertos patrones estéticos y yo no los cumplía, pero no dejé que esto me afectara, adelgacé pero por el ejercicio del ballet, jamás hice dietas, soy enemiga de las dietas”.
Con facilidades en el baile, el maestro la invitó a quedarse en el grupo de los niños avanzados, al entrar a ese grupo todas sus compañeras para ella eran aún más delgadas y bonitas, “ellas estaban en la secundaria y yo aún en cuarto de primaria, así que no encajaba a la perfección, pero tenía que defenderme porque iba por mi trabajo, a bailar y mejorar”.
Al cumplir 12 años ya fue parte del grupo de ballet de los adultos, gracias a su gusto, dedicación y destreza en el baile. Esto fue un reto más fuerte, ya que significaba más compromiso y esfuerzo. Durante el Cervantino del 2003 bailó con el BAFUG en sus tres categorías, “me sentía importante y grande”.
“NO HAY MAL QUE EL BAILAR NO CURE”
Desde que entró al ballet asegura que su vida ha sido muy feliz, y cualquier dolor físico o mental es eliminado en cuanto comienza a bailar.
“Sentir lo que es México me llena, el vestir los trajes típicos me llena de orgullo, cada tejido tiene un significado, puede ser el mismo tejido pero no el mismo diseño, ya que cada persona que lo hace es diferente e involucra sus sentimientos al momento de hacer un traje o una camisa que todos los días porto con orgullo porque representa alguna parte de México”, aseguró.
“LA MUJER EN LA PRESENTACIÓN QUE SEA, ES HERMOSA”
Para Valentina actualmente el papel de la mujer es muy ambivalente, pues se ha llegado a extremos, considera que siempre se ha luchado por una igualdad lo cual considera un tanto absurda, ya que no son iguales desde el aspecto biológico, psicológico y social. Para ella ningún extremo es bueno ni ser feminista ni ser machista.
“Yo defiendo mucho la labor de la mujer, ya que siempre he visto que han salido adelante. Un gran ejemplo es mi mamá, ya que nunca se ha caído, todo lo soluciona o busca la forma de hacerlo al igual que las mujeres de mi familia, al final de cuentas defienden sus derechos por las mujeres, mi padre me ha enseñado a defenderme, uno puede tolerar pero también es preciso poner un alto”, dijo.
“Como mujeres somos únicas y maravillosas, yo en verdad no he visto un ser más maravilloso que una mujer y no porque yo lo sea, pero es increíble lo que cada una de nosotras puede hacer, nos podemos partir en mil pedazos y seguir adelante”.
Valentina, apasionada por la danza
Es psicóloga egresada de UG y desde hace 16 años forma parte del Ballet Folclórico de la Universidad, con el que ha viajado a muchos países.