Desde las 6 de la tarde de ayer, miles de capitalinos y algunos visitantes, se posaron en las banquetas del Centro de la ciudad, esperaban ansiosos la peregrinación de los Mineros, que se realiza religiosamente cada año, desde hace más de 30 años, según recuerdan algunos mineros.
Desde esa hora se estaban preparando en la Plaza de las Ranas,  “ahí por los Pastitos estuvimos arreglando la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato, es la que tenemos en la mina”, explicó una de las organizadoras.
Los mineros y sus familias se dieron cita en ese lugar para organizar los últimos detalles; con sus trajes y uniformes tradicionales, sus botas y hasta cascos con luz, se vistieron todos los trabajadores de las minas, que según contó Mauricio Delgado Guerrero, es ya una tradición hacer de esa manera la peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato cada año, por lo menos, él recuerda desde hace unos 25 años, o más.
“Pues vienen de muchas minas, de la Minera Villaseca o Great Panther Silver, esta peregrinación la hacíamos desde que estaba la Cooperativa, pero la tradición siguió con la nueva empresa, también vienen todos los trabajadores que están con contratistas, como Grupo Zendejas, también Minera Bolañitos y otras”, platicó el ex empleado de las mineras.
La peregrinación llegó al Centro Histórico pasadas las 8 de la noche; los primeros fueron los danzantes de ‘El Torito’, donde vienen las ‘mojigangas’, el diablito, y ‘los que pegan con su chicote’, los asistentes que eran miles, según reportes de autoridades.
Los espectadores empezaron a aplaudir cuando esucharon los tambores y la banda de guerra de las diferentes minas.
“¡Ya vienen!, ¡ya vienen!” decía los miles de asistentes que se aglomeraron haciendo una gruesa valla humana desde metros antes del Templo de Belén hasta llegar a la Basílica.
También los danzantes autóctonos que con sus coloridos vestuarios, castañuelas y penachos de plumas, emocionaron a los visitantes.
Los mineros que se hicieron notar traían una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato cargada y adornada con decenas de rosas y otras flores de colores.
Los comerciantes de antojitos mexicanos, que no pueden faltar en las fiestas religiosas, esperaron a los miles de asistentes, los vendedores de juguetes, burbujas de agua, papas, dorilocos, helados, y demás antojitos, llenaron las calles.
Los mineros desfilaron por la calle principal del Centro hasta llegar a la Basílica, donde el sacerdote ya los esperaba para bendecirlos, hasta el altar dejaron las ofrendas.
“Por la Virgen regresamos hasta mañana, aquí se queda, pero la regresamos, porque es la que está en la mina”, platicó otra de las organizadoras.
Afuera, el desfile continuó hasta pasadas las 10 de la noche, las más asombrosas fueron las máquinas pesadas cargadas de flores, y como ya es una tradición, al llegar a la Basílica, los asistentes se pudieron quedar con las flores con las que venía adornada la maquinaria, “son de las que usan dentro de las minas para su trabajo”, decía la gente.
“¡Vénganse por las flores!”, gritaban los maquinistas y decenas de personas se abalanzaron para ganar un ramo de flores.
Los capitalinos disfrutaron del desfile por más de dos horas, y los mineros cumplieron con su devoción ante Nuestra Señora de Guanajuato.

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