Desde hace más 30 años, la familia Hernández Lozano se ha dedicado a la elaboración de las tradicionales charamuscas, una labor que requiere de gran dedicación y esmero, ya que no se trata de un simple entretenimiento o actividad, sino de un verdadero arte.
Es así como lo describe Daniel Hernández Lozano, quien heredó de su padre el gusto y la dedicación por esta artesanía, que lo mismo despierta el interés de visitantes extranjeros que nacionales y uno que otro habitante de la ciudad.
“No es fácil, requiere de tiempo y dedicación, no es tampoco un oficio, representa todo un arte, sobre todo porque no todas las charamuscas son iguales, algunas tienen forma de momia, otras son pequeñas, otras son de color y de distintos sabores”, dijo.
Junto con sus hijos, igual que como ocurrió con su padre, elaboran este dulce que luego se vende en tiendas de la ciudad y hasta de otros estados del país, en un local ubicado a un costado del Museo de las Momias.
Explicó que en este lugar trabajan a diario, no importa si es sábado o domingo o días festivos, el trabajo tiene que seguir, aunque algunas veces se detiene por la falta de materiales para crear esas figuras hechas a base de azúcar, ácido cítrico, agua y piloncillo, además de los adornos como sombreritos, listones y etiquetas.
“Hoy no hemos trabajado porque ya no tenemos sombreritos para adornarlas y esperamos a que lleguen para empezar otra vez”, dice mientras voltea a ver el cazo en donde se cosen a fuego lento todos los ingredientes ya descritos.
“No es un dulce, no es un alimento, la gente en ocasiones las consume, pero son más para ornamento y decoración”, afirmo mientras explica que su producción es todo un arte, ya que el dar forma a las figuras implica mucho tiempo de experiencia.
Para producir un ciento de charamuscas, se invierten por le menos 300 pesos y es necesario que se obtenga de la venta el doble de esa cantidad para que el negocio sea redituable.
“Es como en todo si trabajas fuerte ganas más, si por decir invierto 50 pesos para hacer una docena de ellas, hay que sacar otros 50 para poder seguir”, expresó.
Luego de tres décadas de intenso trabajo, Daniel Hernández aseguró que no ha perdido el entusiasmo, ni el interés y está dispuesto a seguir trasmitiendo sus conocimientos para que sus hijos hagan lo mismo y la tradición perdure de generación en generación.
Charamuscas, todo un arte guanajuatense
La familia Hernández Lozano tiene más de 30 años elaborándolas.