Alrededor de 130 habitantes de la comunidad Purísima del Progreso protestaron ayer afuera del Palacio de Gobierno, para exigir les restituyan sus propiedades que resultaron afectadas con la construcción de la presa La Purísima, luego de 35 años de espera y ocho más de realizar diversas gestiones ante distintos organismos sin recibir ninguna respuesta.
Los inconformes, que fueron atendidos de manera “poco cordial y caballerosa” por parte del asesor de la Secretaría de Gobierno, Héctor Pascual García Cerrillo, aseguraron que incluso en campaña, el gobernador Miguel Márquez Márquez les prometió ayuda y aún siguen esperando.
Todos ellos residen actualmente en dicha comunidad, la cual se conformó luego de que en los primeros años de la década de los años 70 se construyera la presa La Purísima, que inundó las áreas habitacionales del poblado que en ese tiempo fue conocido como el Zangarro.
“Tenemos 35 años esperando y ocho gestionando que nos devuelvan nuestras tierras, cuando hicieron la presa nos mandaron a un lugar donde nos prometieron una mejor calidad de vida y no nos han cumplido”, aseguró Juan García, quien junto con los afectados aseguraron que no van a regresar a su poblado, si no hay acuerdo con las autoridades.
Fue en los primeros años de la década de 1970 que autoridades federales y estatales acordaron la construcción del citado vaso de captación, el cual permite abastecer la agricultura de riego de las zonas agrícolas situadas en municipios como Irapuato, Salamanca, Valle de Santiago, entre otros.
Ahora, los propietarios de los terrenos donde se construyó reclamaron que con todo y que tienen escrituras, así como definido el polígono territorial, registrados ente el Registro Público de la Propiedad, nadie les ha resuelto.

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