La oficial Chía, es elemento de la Policía Municipal desde hace 20 años, a pesar de ser mujer, considera que su fortaleza es grande para cumplir con la labor de ser un buen policía.
Desde muy joven, soñaba con ser Policía, veía pasar las patrullas y a los elementos hombres y mujeres y se emocionaba al verlos trabajando. Su sueño se cumplió cuando tenía 19 años, que ingresó a la Policía Municipal, “en ese tiempo era edecán, apoyábamos en la Presidencia y cubríamos eventos, a mí me gustó desde entonces ayudar a la gente, servir”, platicó Celia.
La oficial contó que uno de los momentos más emotivos de su trabajo fue cuando, estando en la Cabina del 066 recibió una llamada de un hombre desesperado.
“Ese día recuerdo que me llamó un señor, estaba muy desesperado, se escuchaba el alboroto de la familia, me dijo muy angustiado que su hija se estaba asfixiando, aunque yo no sabía mucho en ese tiempo de primeros auxilios, pues primero lo tranquilicé y en ese momento le di instrucciones por el teléfono, le dije que pusiera su mano en puño y que la pusiera en la boca del estómago de su hija y le apretara hacia arriba. El señor se escucha que dejó el teléfono e hizo lo que yo le estaba diciendo, yo escuchaba cómo estaba la familia, se escuchaba mucho alboroto, estaban asustados”, platicó la Policía.
Contó que ella tuvo que ser fuerte en ese momento, al contar su experiencia aún se emociona, contó que a los pocos instantes escuchó que la hija del señor ya estaba bien, mandó la ambulancia, pero para cuando los paramédicos llegaron, la menor estaba estable, ¡se había salvado gracias a ella!
Al preguntarle ¿cómo se sintió?, la oficial Chía toma aire profundamente, se toca el pecho con una de sus manos y los ojos le brillan, “la verdad sentí una satisfacción muy grande y sí empecé a llorar, el señor tomó el teléfono y me dio las gracias, eso es algo que no se me olvida y que es parte de nuestro trabajo como policías”, contó.
Ahora está en la Cabina de la Policía Preventiva, sabe que es una responsabilidad muy grande, pues ella es la encargada de canalizar los servicios, las patrullas y de recibir los reportes, que la mayoría de las veces son precisamente emergencias, por lo que tiene que estar tranquila al escuchar las emergencias de los guanajuatenses para poder ayudar.
La oficial tiene tres hijos y ser mamá y policía es un reto más fuerte, pues platicó que como ella es ejemplo de muchos jóvenes y niños, debe empezar por su casa.
“El buen juez por su casa empieza, si yo hago lo mejor que puedo en mi trabajo y quiero que las cosas se hagan como me las ordenan, que todo sea bajo la ley, entonces yo debo de inculcar eso a mis hijos, ellos saben que soy policía y que se deben de portar bien”, contó la Policía.
Pidió a las mamás guanajuatenses que hagan saber a sus hijos que los policías están para darles seguridad, para ayudarlos, no para “llevárselos”, pues dijo en el tiempo que tiene en la corporación muchos de sus compañeros hacen un buen trabajo y tratan de brindar la seguridad, pues esa es su principal labor.

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