La falta de seguridad jurídica sobre su patrimonio tiene en la incertidumbre a miles de habitantes de comunidades rurales del municipio, que carecen de documentos y papeles que permitan certeza de que el lugar en que habitan es de su propiedad.
La situación afecta por lo menos al 78 por ciento de los residentes de las 204 comunidades, según estimaciones de Desarrollo Rural.
No importa si se trata de una comunidad pequeña que no rebasa los 250 habitantes, o de aquellas que cuentan con miles de pobladores, todas las familias viven en predios de los que no cuentan con algún documento que acredite su posesión legal.
herencia o trato de palabra
En muchos casos, se trata de terrenos que son heredados por los padres o bien, espacios que son propiedad del algún familiar y que fueron cedidos de palabra.
En otros casos se trata de propiedades que son ocupadas previo acuerdo entre familiares, o bien de donaciones y acuerdos entre los mismos pero se carece de documentos para demostrar posesión legal.
“No, no tenemos escrituras, así están todos aquí, las casas de la gente no tienen papeles”, dijo Camilo Yebra Yebra, delegado de La Concepción, que al igual que unos 300 habitantes de esta población, carecen de documentos que demuestren ser los propietarios de los terrenos.
“En los ranchos es muy poca la gente que tiene escrituras, la mayoría vive en terrenos que son donados u obsequiados por familiares”, dijo José Luis Rivera Jasso.
La carencia de posesión legal en sus propiedades ha comenzado a generar preocupación entre los habitantes de estas poblaciones, que tienen en la parte económica, el principal impedimento para contar con sus propiedades. “Eso cuesta y la verdad en estos lugares la gente no tiene mucho, algunos tienen sus casitas hechas de tabique y con techo de concreto pero para tener escrituras si está difícil, esas cuestan harto”, aseguró José de Jesús Reyes, delegado de Puentecillas.

una más de tantas necesidades

La falta de títulos de propiedad y escrituras es una más de las fuertes carencias y necesidades que enfrentan quienes viven en las poblaciones rurales del municipio, donde la pobreza y la marginación afectan a la mayor parte de sus habitantes.
La falta de certeza jurídica sobre sus bienes y posesiones se suma la falta de servicios públicos eficientes, como alumbrado público, agua potable, drenaje, transporte y seguridad.
“La verdad sí sería bueno contar con nuestros papeles pero hay otros gastos que tenemos y no podemos tenerlas porque no hay mucho de donde sacar”, apuntó Odón Castillo, un habitante de Sangre de Cristo.
Entre los vecinos no hay temores o invasiones o desalojos ilegales, pues como explicaron, los terrenos que ocupan en muchas de las ocasiones son heredados o bien, ocupados mediante un acuerdo entre los dueños.
“Hay gente que lo mismo la ves viviendo en lo alto de una loma, que a la orilla del arroyo; todo es por pura necesidad, pues donde uno halle un lugarcito es bueno, de lo demás de las escrituras eso a ver como lo arreglamos más adelante”, expresó Camilo Yebra.
Quienes residen en estas poblaciones rurales se han tenido que acostumbrar a vivir en medio de carencias y necesidades, donde el acceso a los servicios de salud y educación, así como a fuentes de empleo no existen, o bien son temporales.
El esfuerzo y dedicación de estos hombres y mujeres por edificar un espacio al que pueden llamar ‘hogar’, no se pierden ante la necesidad de dar un lugar a sus familias y pese a que saben que no tienen garantía jurídica sobre sus propiedades se esmeran por mantenerla en buen estado.
Las casas, la mayor parte hechas a base de adobe de tierra y lama, con techos de lámina de acero o cartón, son el patrimonio de estas personas, que le han dedicado tiempo y esfuerzo, pese a que no tienen como garantizar que ellos son los legítimos propietarios.
Los adultos y hombres que construyeron estos espacios esperan que las nuevas generaciones hagan algo para lograr contar con su patrimonio, el cual representa la aspiración de la mayor parte de ellos.

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