En esta ciudad como en muchas otras, los molinos de nixtamal permanecen vigentes al paso de los años y por estas fechas se convierten en un elemento imprescindible para la preparación de uno de los alimentos preferidos de la temporada: tamales y atole.
En Guanajuato hay varios, especialmente en tortillerías, donde a todos los días y a todas horas se tiene que moler el nixtamal para luego ofrecer ese ingrediente especial que distingue a la cocina mexicana: la tortilla.
Uno de esos molinos es el que desde hace cuatro años atiende Andrés Rodríguez, en la céntrica calle de Cantarranas.
“Lo mismo viene la gente que a diario vende tamales y atole que la señoras que aún preparan tortillas en su casa”, dijo.
El costo para moler sigue siendo económico, pues un cubeta con tres o cuatro kilos de nixtamal cuesta 10 pesos y un bote con cinco o más 20.

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