Miles de personas llegaron a la comunidad El Llanito para visitar el templo del Señor de Los Afligidos, una tradición de 455 años que une la religión católica y las raíces indígenas de la comunidad dolorense.
A la comunidad otomí llegaron personas de San Miguel de Allende, San Luis de la Paz y San Diego de la Unión, en procesiones de décadas para venerar la primera imagen religiosa a la que se erigió un templo en esa zona del estado.
El templo del Señor de Los Afligidos es uno de los más antiguos de Guanajuato e incluso de los más antiguos del país, señala Primo Almaguer, ex mayordomo del templo, que aún ayuda en la organización de la festividad.
Primo asegura que durante todo el año, miles de personas visitan al santo para pedirle milagros, la mayoría relacionados con la salud pero es el 1 de enero cuando los creyentes se reúnen para festejar y agradecer.
Por sólo un día, la comunidad se transforma. Desde la entrada, cientos de comerciantes instalan sus puestos de comida y otros productos.
Aunque la comunidad no está a más de 5 minutos en vehículo, la mayoría de los dolorenses prefiere caminar el tramo, pues el tráfico se satura por el vaivén de visitantes. Desde cuatro kilómetros antes hay estacionamientos.
Y aunque la celebración es católica, los comuneros no pierden sus raíces indígenas. Al menos cinco grupos de danzantes llegan a la plaza de la comunidad para ofrecer su baile en tributo al santo.
Además de las danzas, se ofrece música, comida y un espectáculo familiar para todos los asistentes, que están custodiados por cerca de 30 elementos de la Policía Municipal, FSPE, Tránsito, Protección Civil, Bomberos y Cruz Roja.
“El Llanito es una comunidad rica en todo, tiene bandas de viento, mariachis, un comercio fortalecido, una cocina tradicional, aquí se cosechan lechuga, cebolla, frijol, zanahoria, rábanos”, opina Primo, orgulloso de su comunidad.

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