Precios “por las nubes”

El comienzo del año no ha sido nada agradable para la economía familiar, pues los aumentos de precios a tarifas, impuestos, derechos, servicios y a los artículos de la canasta básica han debilitado seriamente los ingresos de miles de familias capitalinas.
Servicios como el agua potable, luz eléctrica, gasolina y gas domestico aumentaron con el inicio del año en promedio 10 pesos en comparación con 2014 y ahora las familias pagan más por estos conceptos.
Por ejemplo la carne cuesta en promedio 110 pesos el kilo, cuando en 2014 su precio máximo llego a los 100, el pollo pasó de 35 a 40 pesos y otros artículos comestibles también vieron incrementado su costo.
En el recorrido que am Express realizó por algunas zonas de la ciudad, se logró comprobar que los precios subieron de un momento a otro, incluso sin que se conozca que se haya dado una autorización para ello.
Las verduras y legumbres son las que más han incrementado su valor, como el caso del jitomate que de una semana para otra pasó de 8 pesos a 20 el kilo, la cebolla pasó de 10 pesos a 17, el chile serrano de 18 pesos a 26 el kilo y otros productos como las calabacitas, las zanahorias también ha subido su costo.
Granos como el frijol y el arroz también se fueron para arriba y se venden, el primero en 20 pesos el kilo, cuando el año pasado estaba en 14 y el arroz que de 18 pasó a más de 20.
Estos aumentos lo mismo han afectado a los consumidores que a los vendedores y proveedores, pues se trata de una cadena de consumo que implica mayores costos para todos.
“Así son todos los eneros y los inicios del año y más con los gasolinazos, pues si la gasolina sube, todo lo demás también”, dijo José Gerardo, un propietario de un local de venta de frutas, verduras y abarrotes.
Mientras que las amas de casa no están conformes con los aumentos y más cuando los sueldos recibieron incrementos que de nada sirven en comparación con los de este tipo de productos.
“De nada sirven los aumentos al salario, cuando en un sólo producto se va ese aumento, pero lo malo es que no hay de otra, si aumentan de todos modos hay que comprarlos”, dijo Josefina, una madre de familia.