Siete segundos bastaron para cambiarle la vida Nancy Araceli Ochoa, la operadora del funicular panorámico que se encontraba a bordo de la cabina cuando ésta se desplomó y se estrelló contra la taquilla, ya que a decir de la empleada, este fue el tiempo que duró la caída de la cabina.
Nancy recuerda que el 20 de junio faltaba poco para terminar su turno cuando iba subiendo en la cabina, tal y como lo había hecho por más de nueve años, que es el tiempo que llevaba trabajando para la empresa operadora del funicular, propiedad de Eduardo Knapp.
Según recuerda, faltaban dos minutos para las 9:00 de la noche cuando empezó a subir y al llegar a poco más de la mitad del recorrido, la cabina se detuvo e inmediatamente sintió como caía, “pensé que se había ido la luz como ya había ocurrido en otras ocasiones pero de repente sentí que iba cayendo, me agarré de los tubos y me encomendé a Dios, cuando chocó la cabina, caí acostada, me toqué la cara y estaba ensangrentada, fue cuando le grité a mi compañero y me dijo que ya iban los paramedicos”, relata Nancy.
Los primeros en llegar fueron una elemento de la Policia Vial y paramédicos de Protección Civil, quienes la rescataron.
Nancy fue trasladada al Centro Médico La Presa, donde fue sometida a una cirugía que duró más de cinco horas, en la que le colocaron una placa de acero en el fémur y catorce tornillos, además de un injerto de piel en la rodilla.
De los gastos de la operación de hizo cargo la empresa pero después de esto no ha recibido ningún apoyo, ya que del traslado, curaciones y el sustento diario se ha hecho cargo su esposo.
Por ahora no considera tomar alguna acción legal por la falta de apoyo, sólo quiere recuperarse, ya que las lesiones la mantendrán incapacitada durante más de cuatros meses.
“El señor Knapp vino a visitarme pero sólo me dijo que había sido un accidente y que fuera al Seguro Social, a pesar de que estaba aquií cuando vino el doctor a hacerme una curación, ni siquiera me preguntó cómo me sentía”, recordó.
Nancy dice sentirse decepcionada y triste de que la empresa para la que ha trabajado los últimos nueve años de su vida, no la apoyen “ese accidente me cambió la vida, ya que yo trabajaba y era una mujer independiente y ahora ya no, y aunque a veces me deprimo tengo que salir adelante por mis hijas”, declaró.
Comentó no haberse dado cuenta durante estos nueve años en los que ha trabajado en el funicular, si la empresa le ha dado mantenimiento al sistema de transporte, “yo no me daba cuenta si le daban mantenimiento ya que solamente hacía el trabajo que me correspondía, aunque a veces sí había pequeñas fallas como que se bajaban los controles o se iba la luz, sólo nos decían que no había ningún peligro, la empresa es muy estricta en este sentido”, explicó.

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