Aproximadamente a 6 kilómetros de la ciudad se encuentra un pequeño poblado que fue fundado en 1556 y que conocemos como Marfil. En 1554, se instalaron cuatro campamentos, siendo uno de ellos el de Real de Minas de Santiago Marfil.
El asentamiento original ocupaba solamente los márgenes del río Guanajuato. En 1641 se empezó a construir el templo de San José y Señor Santiago por instrucciones de Fray Marcos Ramírez del Prado, obispo de Michoacán; en 1695 concluyó su construcción.
Marfil vivió una etapa difícil a finales del siglo XIX con dos inundaciones, la primera en el año de 1902 y la segunda en 1905, situación que trastornó la vida de este poblado y sus habitantes. Incluso por un tiempo fue considerada una ‘ciudad fantasma’.

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