La inseguridad y violencia que se ha apoderado de la comunidad Cañada de Bustos y otras comunidades situadas en la zona limítrofe con Irapuato, ha desatado los temores de más de 7 mil personas, quienes aseguran,  han sido abandonadas por autoridades municipales.
“Aquí somos muchos, pero no tenemos nada. Agua potable hay dos o tres días en un mes, la basura viene cada dos o tres meses. De la seguridad mejor ni hablar tenemos robos, asaltos y hasta venta de droga, pero nadie nos hace caso”, dijo el delegado Martín Silva Aguilar.
En este poblado que hace límite con Irapuato, sus habitantes se han tenido que acostumbrarse a vivir solos, en condiciones que sólo aumentan su pobreza, marginación y abandono.
Sus habitantes se ganan la vida en el campo, pues la tierra es fértil para el cultivo de maíz, sorgo, verduras y otros productos, pero no escapan a problemas sociales como la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas y todos los males que de ahí se derivan.
Explicó que la comunidad al ser una de las más grandes de la zona, atrae la presencia de personas desconocidas, que son las responsables de llevar desorden y problemas.
“Hemos pedido mucho la vigilancia, pero es muy raro ver alguna patrulla y eso que ésta comunidad es histórica pues por aquí pasó Miguel Hidalgo, en su camino a Guanajuato”, afirmó.
Con urgencia solicitó la intervención de autoridades municipales, sobre todo para mejorar los servicios y evitar que la inseguridad ocasione más problemas.
Esta demarcación carece de calles urbanizadas, por lo que los traslados son complicados, además de que en épocas de lluvias, quedan materialmente incomunicados por el deterioro que sufre el camino.

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