Originario de San Luis Potosí, Emilio Romero Araujo llegó a la ciudad de Guanajuato en 1947. Su amor por los ferrocarriles lo llevó a conformar una colección de 278 trenes a escala.
Esta pasión surgió, dice, al escuchar pitar a los trenes antes de nacer, pasión ferroviaria que compartió con su padre quien en cada Navidad o Día de Reyes, le obsequiaba un trenecito.
Para Emilio Romero, quien tiene 92 años de vida, las personas que trabajan con las máquinas de vapor, estaban enamoradas de su medio de transporte “era su prieta (su amor)”.
.¿Por qué decide llegar a vivir a Guanajuato?
.Yo vine con toda mi familia a buscar trabajo, en ese tiempo me dedicaba a la electrónica en San Luis Potosí, aunque en Guanajuato mi primer trabajo fue de cartero.
.¿Cómo comenzó su colección?
.Juntando trenecitos comencé en 1932, fue mi papá quien me obsequió una locomotora que nos gustó mucho, la compró con los fierreros, estaba quebrada era de fierro vaciado, esa costó un peso, esa fue la primera locomotora con que comencé mi colección.
.¿Cuántas piezas de colección tiene?
.Actualmente tengo 278 locomotoras. De las cuales 142 son de tipo de vapor, y hemos lograr copias de locomotoras de vapor desde la primera que hubo en el mundo en 1804.
Hasta la última que se fabricó de vapor en el mundo, en 1953, de ahí hay muchas locomotoras con historia. Tenemos revistas y libros que comprueban la existencia de esas locomotoras.
.¿También hace modelismo de trenes?
.No. Yo no los fabrico.
.¿Cuál su sentir el visitar la ex Estación del Ferrocarril de Guanajuato?
.Es una emoción para mí volver a ver trenes, sobre todo el cabuz que está en la plaza, ya lo fui a tentar y si es de verdad.
.¿Recuerda cuando llegaban los tres a la ex Estación del Ferrocarril?
.Si, cuando era cartero me tocó venir a la ex Estación para llevar correspondencia.
.¿Cree que regresaran los trenes a mover gente?
.Sí, es un sueño que tenemos todos, desgraciadamente hay una competencia muy infame de autobuses y automóviles.
.¿Cree que el tren puede reducir la contaminación?
.Sí, las máquinas diesel sí logran reducir la contaminación, aunque es difícil que regresen, tengo un coche de pasajeros con un mesero pero, los jóvenes de ahora no los conocen.