Familiares, amigos y compañeros, abarrotaron el Cuartel de Bomberos Pozuelos para despedir a José de Jesús Camarillo, el joven bombero que perdió la vida en un accidente automovilístico la semana pasada.
Jesús falleció luego de chocar el automóvil en el que viajaba contra un muro, cerca de Marfil, el jueves pasado.
Honesto y leal
Durante la ceremonia, uno de sus mejores amigos, compañero de trabajo y de servicio bomberíl, Aldo Ruiz, dijo que Jesús deja un gran hueco en sus corazones y lo recordarán por la honestidad, actitud de servicio y lealtad que lo caracterizaban, además de sus ocurrencias que hacían reír a todos los que lo conocían y que él no morirá mientras siga vivo en el recuerdo de sus seres queridos.
Sobre su ataúd fueron colocados su casco de bombero y uno más de protección industrial, ya que esas fueron sus dos grandes pasiones, pues además de bombero y paramédico, tenía pocos meses de haber terminado la carrera de ingeniería industrial y los últimos 11 meses de su vida los dedicó al rescate minero en la Mina del Cubo.
Personal de diversas corporaciones como Protección Civil y Cruz Roja, de las cuales también formó parte, también acudieron a despedir a su compañero.
Su último viaje
‘Mini’, como lo llamaban sus colegas, fue llevado a bordo del camión de bomberos a dar su último recorrido desde el cuartel, que fue el hogar de su vocación los últimos 12 años hasta el Templo de San Diego, donde se ofició una misa para pedir por el descanso de su alma.
Tras la celebración eucarística, un mariachi interpretó las golondrinas para despedir al bombero, después el convoy de unidades de emergencia realizó una procesión hasta el Panteón de Santa Paula donde fueron depositados sus restos.
¡José de Jesús Camarillo! ¡Presente!, gritaron entre lágrimas sus compañeros, teniendo de fondo el ulular de las sirenas de los camiones de bomberos.
Sobre su ataúd fueron colocados su casco de bomberos y uno más de protección industrial, ya que esas fueron sus dos grandes pasiones. Foto: GILBERTO NAVARRO.