¡Un sabor indiscutible!

Más de diez años es lo que tiene Sandra Isabel Lozano Rodríguez atrás del comal, lo que ha llevado a ‘Gorditas Sofi’, su negocio,  a ser uno de los puestos favoritos de gorditas y quesadillas en la zona del Cantador. 
Según comenta Sandra Isabel, empezó a vender sus alimentos desde hace 10 años, en donde se ubicaba lo que popularmente se conocía como ‘la Ford’, cerca del Jardín del Cantador.
Actualmente se ubica en la entrada de dicho jardín debido a la construcción del nuevo centro comercial, lugar que ha ocupado durante los últimos 5 años.
‘Gorditas y Quesadillas Sofi’, han sido muy bien aceptadas en la zona, pues en ese lugar no hay muchos lugares de comida, según cuenta Sandra Isabel, y mucho menos de gorditas.
Los trabajadores de las oficinas cercanas, del hospital del Imss y de la obra del centro comercial, son sus principales clientes, quienes aseguran que el sazón es muy bueno y el precio muy económico.
Sandra dice que todo inició como una tradición familiar, pues su abuela y su madre se dedican a lo mismo, y entre todas se ayudan para preparar los alimentos.
Agrega que cuando quita el puesto, se va a hacer el mandado, y de ahí empieza a poner el nixtamal para preparar la masa de maíz quebrado con que elabora las ricas gorditas y quesadillas que venderá al día siguiente.
Se levanta muy temprano para empezar a guisar todo, y a las 10 de la mañana ya está instalada afuera del Jardín del Cantador para ofrecer sus antojitos mexicanos.
Lo que más se le vende son las quesadillas y las gorditas, aunque también prepara tacos dorados y burritos, afirma que los guisados más solicitados son chicharrón prensado con chile guajillo, tinga con chipotle y deshebrada a la mexicana.
Lo que más caracteriza estas gorditas y quesadillas son que están hechas de maíz quebrado, que le añade más textura y sabor en cada mordida, además se acompañan con lechuga, crema y salsa verde.
Sandra Isabel y su familia se mantienen de este negocio, cada guisado lleva la historia de una tradición familiar, de mujeres que tienen años trabajando atrás de un comal.