A 19 kilómetros de la ciudad minera de Guanajuato, se encuentra un pequeño poblado minero llamado Santa Rosa de Lima, que fue visitada por el emperador Maximiliano de Habsburgo durante su gira por Guanajuato.
Este personaje le preguntó a los habitantes de la localidad cómo había sido el inicio de la lucha por la Independencia de México el 28 de septiembre de 1810 en la Alhóndiga de Granaditas. Es así que nace la tradición de representar este episodio de la historia con la intervención de su gente.
Esta batalla llamada “La guerra de los indios tejocoteros”, se realiza el tercer domingo de octubre, que curiosamente coincide también con la realización del Festival Internacional Cervantino, cuyo origen data de 1972.
Aunque la escenificación comenzó a realizarse en 1864, se perdió en el tiempo durante varios años. Fue rescatada en el año de 1934 por don Tomás Ulloa conocido como “El indio mayor”. Su nombre remite a uno de los frutos que abunda en este poblado y que son utilizados durante su presentación.
En el poblado donde viven poco más de 1 mil personas se encuentra la Parroquia de Santa Rosa de Lima, cuyo trabajo de construcción inició en el año de 1735, cuando estaba al frente el clérigo Francisco Ramírez Rendón. Su inauguración se llevó a cabo el 4 de septiembre de 1771.
Santa Rosa de Lima surgió a partir del siglo XVIII con el descubrimiento de varias vetas de plata aledañas a este lugar. Aunque ha descendido el auge minero, su población se ha dado a la tarea de permanecer en su tierra con la creación de juguetes populares.
También se destaca que en 1998 cinco mujeres iniciaron su propia micro empresa de conservas que produce productos derivados de las frutas de la región como: pera, manzana, membrillo, tejocote, chile manzano, nopal y fresa de Irapuato.
Además se realiza ecoturismo, es un lugar que quienes visiten Guanajuato deben conocer.