El primer partido de México en el Mundial de Futbol de Rusia detuvo las respiraciones, y la ciudad capital por completo, cuando durante los últimos 10 minutos de juego la ciudad se convirtió en un solo aliento.

El fenómeno se pudo notar en el primer cuadro de la ciudad, en donde se concentró el sonido de la afición arengando a los “ratones” verdes, que esta vez hicieron lo imposible y derrotaron al equipo teutón, esperanzando a los creyentes.

La ciudad se ahogó en un solo grito cuando al minuto 35 Hirving Lozano puso adelante el marcador para los aztecas. Propios y extraños se arremolinaron frente a los locales que ofrecieron el partido y la gente se fue acumulando.

Cerca de las 11: 45, cuando se acercaba el final de la justa, quienes caminaban detuvieron el paso ante los gritos de otros, al Jardín Unión se llenó frente a los televisores, y la muchedumbre se mantuvo en un baile de incertidumbre que duró 10 minutos, largos y efímeros al mismo tiempos, 10 minutos de suspiros sudor y nervios.

La ciudad quedó muda unos segundos. Tras el silbatazo final, los que caminaban siguieron su paso no si antes celebrar con los desconocidos que se reunieron frente a las pantallas, y los comensales que vestidos de verde mostraban su preferencia.

 

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