Entre música, juegos y una variedad de comida, capitalinos y visitantes celebraron la tradicional Fiesta de la Cueva.
Como cada 31 de julio, cientos de personas suben a las faldas del cerro de Los Picachos para conmemorar a San Ignacio de Loyola, la tradicional Fiesta de la Cueva, que nació hace más de 400 años.
Fue en el año de 1746 cuando por primera vez se comenzó a preparar a fiesta para celebrar al santo patrono de Guanajuato, San Ignacio de Loyola, y aunque en sus inicios todo se basaba en una celebración meramente religiosa, con el tiempo, el festejo fue creciendo con música y múltiples evento deportivos que se llevan a cabo con la finalidad de generar la convivencia familiar.
Un día antes, el Cerro de la Bufa se viste de luz para iluminar el camino de las miles de almas que hacen un recorrido a las faldas del cerro para disponerse a acampar y amanecer el día exacto de la fiesta, ya en gran parte del cerro ya se observaban pequeñas casas de campaña en donde dormirían los caminantes para continuar su trayecto a la Cueva.
Desde temprana hora, guanajuatenses, y turistas curiosos por conocer una tradición tan memorable de la Capital, ciudad oculta entre cerros, se dispusieron a subir para así llegar a Los Picachos y apreciar la majestuosa vista que la naturaleza ofrece desde las alturas.
El sol no fue un impedimento para que niños, jóvenes y adultos escalaran el montañoso cerro y difícil acceso para poder llegar hasta donde se encuentra la cruz, justo en la punta de Los Picachos.
Mientras que sobre el famoso Cerro del Hormiguero, yace una pequeña Cueva en donde se encuentra la imagen del Santo Patrono, San Ignacio de Loyola; algunos de los fieles creyentes, que agotados por el sol y el cansancio se detuvieron en este punto para celebrar una misa como parte de agradecimiento a las bendiciones que han recibido.
Ya una vez recorrido el difícil camino, los cansados y asoleados visitantes se dispusieron a disfrutar de un concierto musical en donde la mezcla de sonidos pusieron a bailar a enamoradas parejas mientras que los niños disfrutaban de los juegos mecánicos y golosinas que se vendían al paso.
A esta fiesta típica de Guanajuato, se unió el alcalde Édgar Castro Cerrillo, quien hizo un recorrido desde el Cerro del Hormiguero hasta la Cueva de San Ignacio de Loyola para extender el saludo a los cientos de visitantes, también el alcalde electo Alejandro Navarro Saldaña se dispuso hacer lo mismo en compañía de su familia.