León.- Son alrededor de 4 mil delincuentes los que tienen sumido a León en la inseguridad, de estos unos 300 son los más peligrosos, señaló Bernardo León Olea, asesor en materia de Seguridad para el Gobierno Municipal.
Para detenerlos es fundamental la articulación de la Fiscalía General del Estado a través del Ministerio Público, parte medular del modelo de seguridad que Olea diseñó y que aún no se ha llevado a la práctica en su totalidad.
Ahí la llevan, pero las dos partes esenciales y duras, la recepción de denuncias y la investigación de delitos de la mano del Ministerio Público, todavía falta, es la razón por la cual todavía en León no empiezan a ceder los niveles de criminalidad.
Mientras eso no se haga, ahí vas deteniendo gente, haces lo que puedes, pero no hay una política de sacar de circulación a los criminales que están cometiendo delitos”, indicó.
Sin embargo defendió que el problema para hacerla realidad, no se encuentra dentro del Gobierno Municipal y en específico del alcalde, Héctor López Santillana o el secretario de Seguridad, Mario Bravo Arrona.
El asesor detalló que tras encuestas de victimización que hicieron previo al diseño del modelo, así como todo el análisis, se sabe que al año hay 200 mil víctimas de la delincuencia y se cometen 255 mil delitos, es decir que en promedio cada uno de esos delincuentes comete 52 delitos en los doce meses, algunos más y otros menos.
Hay que identificarlos, investigarlos, detenerlos, procesarlos y sentenciarlos, pero es un trabajo que se tiene que hacer de la mano entre la Policía Municipal y el Ministerio Público”, subrayó.
Indicó que la Policía sí es fácil que identifique a los delincuentes en su acercamiento con las víctimas y en general con la ciudadanía, lo cual de tener un vínculo con el Ministerio Público, se traduciría en investigaciones por oficio o con denuncia, pero no se ha llegado a eso.
En este mismo sentido Bernardo León, aceptó que sí hay algunos oficiales recibiendo denuncias, pero es a cuentagotas.
Sobre el desarrollo del modelo, reconoció que solamente se ha concluido con la parte de medición de la victimización, trabajo de proximidad, los centros de atención a víctimas, buscar la mejora de la policía tomando en cuenta reclutamiento y salarios y la justicia cívica.
Y los dos grandes indicadores de seguridad son: que mejore la percepción de seguridad en la ciudad por un lado y por otro igual de importante, es que mejore la situación real de seguridad, que baje el número de delitos y de víctimas. El Secretario de Seguridad Pública tiene un gran reto, el implementar el modelo y romper las inercias del trabajo policial clásico”, concluyó.