Celaya.- Mary recuerda el día en que cubrió el cuerpo de su hijo Octavio, en ese entonces de siete años, para que los cinturonazos que le tiraba su padre no lo golpearan.

Es tan grande el amor que uno le tiene a sus hijos que está dispuesta a darlo todo”, dice segura cinco años después.

Es día, María (32 años), quien vive en una comunidad al sur de Celaya, decidió poner un alto a una serie de abusos y sacar adelante al hijo que tuvo con Casimiro cuando los dos tenían 20 años.

El hombre ya no vivía con ellos, pero ese día entró por la noche aparentemente drogado y se paró en la entrada del cuarto donde dormía la mujer y su pequeño hijo y comenzó a reírse a carcajadas.

Le vi una cara que nunca le había visto, le dije: “¿de qué te ríes, por qué te ríes así?” y me contestaba “porque quiero reírme de ustedes”, platica la mujer que trabaja como pastelera desde hace ocho años.

Mary sintió tanto miedo por la vida de su hijo que empujó un sillón para impedirle el paso a Casimiro.

Se volvió a carcajear, brincó el sillón y comenzó a decirme que nadie me iba a querer por mi físico, luego a pegarme y Tavo me defendió, fue cuando se fue contra él para pegarle con el cinto, yo lo protegí y me pegó mucho en la espalda, me dejó marcada, al niño solo le pegó en la pierna”, recuerda.

Ese día fue a la agencia del Ministerio Público especializada en atención a la mujer, pero no pudo conseguir una orden de restricción.

A mí me revisaron y tomaron declaración, a Tavo dijeron que él no podía denunciarlo porque era su papá y tenía derechos sobre él y que no iba a proceder nada”, cuenta.

Mary haría cualquier cosa por su hijo Tavo. 

Antes pudo dejarlo, un día que llamó a su familia para que fueran por ella, pero él la amenazó con matarse.

Agarró un cuchillo y se lo pegaba en el pecho y me decía: “si te vas, me mato”, lo amaba y no quería que se hiciera daño, por eso me quedé”.

“Vi “problemas” y él me dio amor”

Pese al maltrato y abandono que ha padecido, Mary volvería a vivir todo por su hijo. Recuerda que se fue a vivir con Casimiro a los 17 años porque quería escapar de la vida que llevaba con su familia.

A esa edad vi problemas, que en realidad no lo eran, no me gustaba que me pusieran a cuidar a mis hermanos más pequeños, además mi papá siempre ha sido muy seco, nunca ha habido un te quiero y mi mamá con tantos hijos (10 en total), no tenía mucho tiempo, no había pláticas sobre nuestros problemas y necesidades.

Conocí a Casimiro y me enamoré de él, me habló bonito, me dio amor y por eso dejé mi casa y me fui con él”.

Los dos primeros años fueron buenos, él trabajaba como albañil y ella era ama de casa, entonces nació Octavio su único hijo. Cuando el pequeño cumplió un año, Casimiro decidió irse a trabajar a Estados Unidos.

Al principio me mandaba (dinero), pero luego comenzó a poner pretextos y dejó de mandarme. Un vecino me enseñó un video de una fiesta en Estados Unidos y ahí vi que tenía una pareja allá, le hablé y aceptó que vivía con una mujer y dos hijos de ella y me dijo que me las arreglara como pudiera.

Fue algo muy difícil, yo no podía trabajar porque Tavo estaba muy pequeño y no podía dejarlo solo, vivíamos de lo que mis hermanas nos llevaban”.

Luego Octavio entró al Kínder y Mary comenzó a limpiarlo para ganar dinero, no le alcanzaba y tuvo que salir, llena de miedo, de su comunidad al centro de Celaya para trabajar limpiando casas.

Casimiro llevaba tres años en Estados Unidos y un día le habló para anunciar que volvería a México y preguntar si lo recibiría de nuevo.

Todavía lo amaba y como nadie quería ir a recogerlo, yo vi para que alguien fuera por él a Querétaro”.

El amor duró un mes, el mismo tiempo que tardó en volver la mujer con la que vivió en Estados Unidos. Ella llegó a León y Casimiro volvió a abandonar a Mary y a Tavo para irse con ella.

Tampoco duró con ella, luego volvió a casa de sus papás que está al lado de la nuestra porque toda su familia vive en un mismo terreno y nuestra casa está ahí”.

Casimiro es tan violento que también a sus hermanas y madre las golpeó, por eso la familia terminó corriéndolo del lugar. Eso ha traído la paz para Mary y su hijo.

Poco después de que lo fue a denunciar el día que nos pegó con el cinto, le pegó a su mamá y hermanas y lo corrieron, yo gracias a mi trabajo pude bardear mi casa y ahora gracias a Dios estamos muy en paz”.

Pero la vida no es nada fácil para Mary. Ha tenido que dejar solo muchos días a Octavio, ahora de 12 años, mientras trabaja.

Tavo y su madre Mary. 

Desde los seis años ha tenido que aprender a hacerse de comer, calentarse la comida, a cuidarse solo mientras yo no estoy”, dice con tono de preocupación.

Aun así, volvería a vivir todo, aunque con una diferencia. “Al primer maltrato lo dejaría, no aguantaría tanto”.

Ahora sueña con hacer de su hijo un hombre de bien.

Para mí no sueño nada, solo que mi hijo estudie, si no una carrera, la preparatoria, yo la dejé cuando estaba en quinto semestre por irme con su papá, pero sueño que él tenga un buen trabajo, sea un buen hijo, un buen hombre, un buen padre”.

– ¿Tienes novio?, se le pregunta. Se sonroja y acepta que sí.

– ¿Quieres casarte?

“Sí pero no sé cuándo, me da miedo, no porque le tema a ni novio, sé que él es distinto, más bien porque estoy acostumbrada ya a estar sola con mi hijo, pero sí me gustaría darle un hermano a mi hijo”, acepta sonriente.

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