León, Guanajuato.- Como hace 66 años, cuando inició la Cabalgata de los Reyes Magos, llenos de fe y devoción esta mañana cientos de jinetes acudieron puntuales al Monumento Votivo a Cristo Rey en el cerro del Cubilete.
Con estandartes y luego de cabalgar por horas, algunos hasta por días, llegaron a la cima del cerro y frente al monumento a Cristo Rey, se apearon de su cabalgaduras, se quitaron el sombrero, se santiguaron y a todo pulmón gritaron: “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe”.
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En 1956 don Nicolás García Diosdado, vecino de Salamanca, ahora fallecido, inició esta tradición con un grupo de 16 jinetes que subieron al cerro a adorar al Niño Dios y dar gracias a Cristo Rey.
A causa del COVID, en 2021 se hizo un paréntesis y se suspendió la cabalgata que un año antes reunió a más de 3 mil 500 jinetes, según los dieron a conocer en su momento los organizadores.
Este año fue muy diferente. Llegaron contingentes de diversos puntos del estado, como San Felipe, Dolores Hidalgo, León, Ocampo, Celaya, Salamanca, San Miguel Allende, pero también de Querétaro y Jalisco.
Venimos a dar gracias a Cristo Rey del Universo por mantenernos con vida; muchos compañeros ya no pudieron hacer el viaje, por haber fallecido o por estar enfermos del COVID. Todo ha sido diferente. Hoy ya no se dio la misa especial en la Ermita, ni se hizo la representación de los Reyes Magos“, señaló Andrés Márquez, quien fungió como “celador” o “comandante” de un grupo.
Reveló que por disposición del padre Silverio Chávez, quien está a cargo de Cristo Rey, no se les permitió cabalgar hasta los pies del Monumento de Cristo Rey.
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Tuvieron que apearse de sus cabalgaduras, y a pie cumplir su devoción de estar frente al Monumento.
Algunos escucharon misa, otros, sólo estuvieron un momento y regresaron a su caballo.
No es fácil cabalgar por horas a lomos de caballos, y mucho menos en las ancas; algunos cabalgadores llevaban a su hijos y tenían que estar pendientes de que no se durmieran y se cayeran.
Muchos compañeros salimos desde el 1 de enero de la comunidad El Estanco y Colón, en Querétaro; el 3 de enero nos reunimos en San Miguel de Allende con otros compañeros para llegar aquí el 5 de enero”, dijo José Loza.
Los peregrinos padecieron en el camino heladas, calor, pero todo lo compensa estar en comunidad alrededor de una fogata, y compartiendo los alimentos, mientras que sus caballos descansan.
En las inmediaciones del Cerro del Cubilete desde ayer se pueden apreciar campamentos de jinetes, simulando escenas de viejo oeste; se considera como una de las más grandes concentraciones de caballos en América.
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Este año se estima que acudieron más de 2 mil 500; no subieron en caravana, como siempre, sino en forma dispersa para evitar contagios.
Por lo menos la mitad no llevaba cubrebocas, por lo que no se les permitió acceder hasta el atrio del monumento, a menos que pagaran 10 pesos por uno.
Ya entrada la tarde comenzaron a retornar a sus lugares de origen.
La mayoría sube sus cuadrúpedos a los remolques, los que van más lejos, pero otros retornan en sus cabalgaduras.
Este año no hubo mensaje del arzobispo Alfonso Cortés Contreras, ni del padre Silverio.
Antes cada año el obispo José Guadalupe Martín Rábago nos daba por lo menos la bendición, pero el actual obispo ya no acude”, señaló Luis Limón Soto, “comandante”.
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