Guanajuato.- Con una estrategia oficial inconsistente, México enfrentó a principios de 2021 la segunda ola de contagios COVID, mucho más mortal que la primera.
Los enfermos saturaron hospitales a lo largo de todo el País y hubo días en que se reportó el fallecimiento de 1,400 personas, crematorios y funerarias no se daban abasto.
La campaña de vacunación, que había comenzado desde diciembre de 2020, avanzó con tropiezos por la falta de dosis y de una adecuada planeación.
En enero, la meta era que los adultos mayores estuvieran vacunados a finales de marzo, el objetivo se alcanzó hasta mayo.
Lo mismo ocurrió con el personal de Salud, cuya inmunización se retrasó.
Sin embargo, el impacto de la vacunación fue contundente y para junio el País comenzó a avanzar hacia la normalización.
Mientras que en la primera ola se internaba a uno de cada cinco pacientes de COVID y fallecía uno de cada nueve, para la tercera ola uno de cada 10 era hospitalizado y uno de cada 30 perdía la vida.
A finales de año, México rebasó 196.5 millones de dosis aplicadas de las vacunas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Sinovac, Sputnik V y CanSino, aunque estas dos últimas no cuentan con el aval de la Organización Mundial de la Salud.
Las protestas caracterizaron el proceso
En el primer semestre, personal de salud del sector privado organizó movilizaciones por estar excluidos de la vacunación.
La decisión de aplicar la vacuna Cansino a los maestros también trajo reclamos, por su falta de aval internacional.
Gobiernos estatales, sobre todo de oposición, señalaron que la vacunación marginaba áreas con mucha población y elevado número de contagios.
Como ocurrió el año pasado, en el centro de muchas de las polémicas estuvo el subsecretario Hugo López-Gatell, lo mismo por aparecer sin cubrebocas en la colonia Condesa de la capital del País, en un avión o en las playas de Huatulco, que por sus declaraciones de que los padres de los niños con cáncer eran “golpistas” o su rechazo a la vacunación de los menores.
En junio, la conferencia vespertina que ofrecía diariamente fue cancelada, luego de que arreciaran los cuestionamientos en su contra.
De las ocurrencias a la gestión eficaz
“”Diez “goticas” debajo de la lengua cada cuatro horas y el milagro se hace. Se hace. Es un poderoso antiviral, muy poderoso, que neutraliza al coronavirus. ¡De Venezuela para el mundo!”, anunció en enero el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al presentar el carvativir, un supuesto antiviral fabricado por su Gobierno para el tratamiento del coronavirus.
Fue una muestra más de la distancia que separa a los gobernantes poco responsables de aquellos que han enfrentado la pandemia con apoyo de científicos.
Desde 2020 hubo ejemplos, como el de Donald Trump que sugirió tratar el coronavirus con “una inyección de desinfectante” o el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien pidió a los mexicanos que carguen consigo amuletos y estampitas.
López Obrador anunció el 25 de enero de 2021 que se había contagiado de COVID-19, pero reapareció cuatro días después en un video y retomó más tarde sus actividades sin consecuencias.
Otro ejemplo fue el de Andry Rajoelina, presidente de Madagascar, quien también anunció la existencia de un remedio natural, Covid Organics que, según dijo, había demostrado su eficacia contra el coronavirus.
Se trata de un remedio fabricado con artemisa, inútil para tratar el mal.
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro ha sido otro líder anti-ciencia. Terminó el año con una encuesta en línea sobre la conveniencia de vacunar a los menores.
En cambio, países como Nueva Zelandia, con la primera ministra Jacinda Ardern, y Estados Unidos, con la intensa campaña de vacunación promovida por el presidente Joe Biden, han dado la muestra de gestiones más responsables, aunque las sucesivas oleadas han complicado la situación a casi todos.
Certera orientación
El doctor Alejandro Macías se consolidó durante 2021 como la gran referencia nacional para orientarnos sobre el coronavirus.
Médico Cirujano egresado y profesor investigador de la Universidad de Guanajuato, especialista en Medicina Interna e Infectología y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Macías se ha convertido en una presencia familiar en los medios y en las redes sociales, por sus comentarios mesurados y certeros acerca de la pandemia. Pronostica que acabará en seis meses.
AM