León, Guanajuato.- Los alumnos de la escuela primaria Ignacio Allende, en León, ya no contarán con talleres de robótica, computación y danza, así como con una comida caliente a mediodía. Al regreso obligatorio a clases presenciales tras dos años de pandemia, el programa Escuelas de Tiempo Completo ya no seguirá, según anunció la Secretaría de Educación Pública (SEP). 

Sin embargo, Salvador Magaña Rangel, director de esta escuela ubicada en la comunidad de Malagana y con una matrícula de 149 alumnos, aclaró que el programa dejó de funcionar en marzo del 2020, tras la suspensión de clases presenciales por la pandemia. 

“Estuvimos dentro del programa 7 años y en ese tiempo se estuvo trabajando de 8 de la mañana a 2:30 de la tarde, se les ofrecía a los alumnos todos los días un alimento. Al principio fue un proceso complejo porque muchos papás no querían que se les diera lo que se les ofrecía como verdura, fruta y agua fresca, porque había muy malas costumbres de alimentación”, lamentó. 

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Consideró que la decisión de la SEP también afectó a los padres de familia que trabajan, debido a que podían recoger a sus hijos más tarde, además de que la comunidad adquirió mejores costumbres sociales, culturales y alimenticias.

“Y hasta económicas porque algunas madres de familia debido al tiempo completo podían irse a trabajar, y después del programa la comunidad se adaptó a un ritmo de trabajo y por las tardes los niños ya no salían a jugar, por lo mismo de que ya habían estado más tiempo en la escuela”, compartió. 

Magaña Rangel señaló que hace un año se le notificó que la escuela ya no recibiría el apoyo económico anual de 90 mil pesos por parte del extinto programa, en diciembre del 2020 llegó el último recurso. 

Los estudiantes de la escuela primaria Ignacio Allende, en León, ya no tendrán talleres de robótica, computación y danza. Foto: Dulce Muñoz Barajas.

Recordó que el programa contemplaba tres factores: un pago o compensación a los docentes, al directivo y al intendente por salir más tarde; la alimentación de los alumnos y una cantidad de 90 mil pesos anuales que se destinaban al mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones del plantel. 

“Las instalaciones de la escuela son de 1946 y había muchas necesidades, se cambió toda la herrería y se instalaron protecciones, porque se implementaron las tecnologías de la información y las pusimos para evitar que se roben las computadoras. 

Todo el sistema de electricidad se cambió y se compraron computadoras e impresoras. Se ejerció ese recurso y los gastos se comprobaron con facturas, todo era transparente y también fue posible gracias a aportación de la escuela y de padres de familia”, enfatizó. 

Sostuvo que ya no hay manera de que las actividades se extiendan hasta las 2:30 de la tarde porque a los maestros ya no se les paga la compensación, además de que la escuela no tiene los recursos para ofrecerles alimento a los estudiantes. 

“Hacemos una invitación o hasta un reclamo de que esto no puede ser, como sociedad necesitamos solicitar que continúe este programa y estas escuelas que tanto apoyan a las comunidades y que se refleja en aprendizajes y en la dinámica social”, demandó. 

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Escuelas de Tiempo Completo: “Ya no llegó el recurso” 

Ángeles Ramírez como muchas otras mamás, dijo tener la esperanza de que se reactive el programa Escuelas de Tiempo Completo por los beneficios que recibían tanto padres de familia como hijos. 

“Hay padres de familia que trabajan y estaban más tranquilos porque sabían que en la escuela sus hijos recibían una comida, y el año pasado que regresaron a clases presenciales ya no se les dio. 

Cuando llegó la pandemia fue cuando todo cambió, creo que nos afectó a todos tanto económica como emocionalmente. A mí no me afecta que hayan reducido el horario porque trabajo en la tienda escolar”, contó.

Ángeles coordinaba también el servicio de comedor en la escuela Ignacio Allende, donde se preparaban platillos saludables, para lo que se pedía a los padres una cooperación semanal de 25 pesos. 

“Los niños estaban aprendiendo a comer porque no sabemos comer bien, cocinábamos lentejas, habas, garbanzos, y desgraciadamente ya no nos llegó ese recurso y muchas mamás están con que ojalá se reactive el programa.

Cada semana un grupo se organizaba para cocinar y también los padres de familia aportábamos 25 pesos para comprar verdura y fruta, los insumos que no nos mandaban”, recordó. 

AM

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