Guanajuato.- Miriam Hernández es otra irapuatense que ha padecido COVID-19 en tres ocasiones, sin saber dónde contrajo el virus, pero gracias a que en la institución donde trabaja se hacen pruebas periódicas pudo detectar la enfermedad.
Su primer contagio fue a inicios de la pandemia, en el mes de abril del 2020 y su teoría es que fue por el contacto con otras personas en el trabajo, pese a que cumplía con todas las medidas sanitarias de protección.
Se aisló y cumplió las medidas recomendadas por su médico, pudiendo salir del contagio sin mayores complicaciones.
Miriam contó que su segundo contagio fue en diciembre del 2020, mismo que fue más delicado, ya que le faltaba la respiración y su nivel de oxigenación era bajo.
“Primero consideré que sería igual de leve que el primero, pero no, el dolor era muy fuerte y el debilitamiento más intenso conforme pasaban los días, me quedé sin voz, no podía hablar, y la doctora me monitoreaba diario para evitar complicaciones”, refirió.
Este contagio le implicó la toma de medicamentos y nebulizaciones constantes, además de que fue más extenso, pues fue diagnosticada entre el 8 y 10 de diciembre y logró superar la enfermedad hasta el 5 de enero de 2021.
Su salud se vio afectada por tercera ocasión a inicios de enero de 2022, sin presentar síntomas graves, sólo tuvo dolor de cabeza y un ligero resfriado.
La COVID-19 le dejó secuela como afectaciones en su visión, lo que se agravó con el segundo contagio, además de pérdida de memoria, pues le cuesta más trabajo recordar algunas cosas.
Jonathan se contagió dos veces
Jonathan Acosta, estudiante colombiano en una institución educativa en Irapuato, también ha padecido esta enfermedad dos veces, ambas ocurridas durante el 2021.
Contó que su primer contagio se dio al compartir el baño con un compañero de cuarto que se encontraba enfermo de COVID-19.
“Después del diagnóstico me hice lavados naso bucales mañana y noche, además de tomar vitamina C más Zinc, creo en un producto comercial llamado Ferredox algo así, ya que mis únicos síntomas fueron pérdida del olfato y gusto y flemas”, contó.
Su segundo contagio se dio después del viaje de vacaciones que tuvo, lo que le hizo sentir muy frustrado porque tenía que aislarse de nuevo.
La COVID-19 dejó secuelas en Jonathan, pues hasta el momento no ha recuperado al 100% ni el gusto ni el olfato, pues siente que puede percibir los sabores y olores por cinco segundos después de tener contacto con los alimentos.
MCMH