Guanajuato.- El Congreso local aprobó varias reformas al delito de feminicidio para incluir lo siguiente: incrementar la pena de cárcel hasta en una tercera parte, para el caso de que la víctima sea menor de edad, pero aún así la pena máxima se mantiene como hasta ahora: en 60 años.
También se incluye el feminicidio por razones políticas y cuando haya signos de violencia sexual aún en un cadáver.
La diputada Cristina Márquez Alcalá, presidenta de la Comisión de Justicia, que dictaminó la reforma, dijo que detrás de cada feminicidio hay un sueño roto, una mamá sin hija, una sociedad rasgada. “Lo que al final queremos honrar sus vidas, visibilizarlas, que nos faltan.
“Reconocemos que se trata de un tipo especial de violencia”. Y, por lo tanto, realizaron acciones en consecuencia.
Recordó que hoy en día 11 mujeres al día son asesinadas en el País. “Hoy no es opcional, hoy es una necesidad urgente. (…) con esa convicción apostamos para la justicia para ellas que hoy nos faltan”, destacó.
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El diputado Gerardo Fernández, del PVEM, lamentó que la tragedia de la violencia contra las mujeres no escapa a Guanajuato porque se posiciona por tercera año consecutivo en homicidios de mujeres y porque se mata a una cada 24 horas en promedio.
Este delito ha tenido una constante evolución y ante este panorama no podemos ser omisos en la legislación”, admitió.
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El diputado mencionó que la reforma aprobada ayer comprende supuestos que no eran punibles antes, como el estado de indefensión en que se encuentra una mujer sola y la violencia hacia un cadáver.
Lo que buscamos hoy es fortalecer a las instituciones y dar herramientas que tratan de reducir la impunidad y garantizar la justicia en Guanajuato”, destacó.
La diputada María de la Luz Hernández, del PAN, resaltó que el feminicidio no es solo el homicidio de una mujer, sino la máxima expresión de violencia contra ellas. “Cada feminicidio es una afrenta. Y ante esta afrenta, hemos decidido responder con una acción.
Esto es para que la próxima generación no tenga que vivir con miedo porque nosotros no hicimos nada”, expresó.
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La diputada panista Angélica Casillas apuntó que los diputados asumieron este llamado de la sociedad que está harta. “Esta realidad se vuelve particularmente dolorosa, una agresión que destruye la vida de las víctimas y representa un oprobio intolerable para toda la sociedad.
Reconocer que la violencia política puede llegar al feminicidio, es una acción más para las mujeres”, señaló.
“Carlos Zamarripa, un “maestro de la evasión”
El diputado Gerardo Fernández González, del PVEM, criticó al fiscal Carlos Zamarripa en su comparecencia ante el Congreso del Estado, pues dijo que fue “maestro de la evasión”, “de la excusa” y “de la conveniencia”, al ironizar por el Día del Maestro.
Porque señaló que el lunes, el Fiscal no respondió muchos de los cuestionamientos de los diputados. “El documento que nos presentaron es evasivo”.
Carlos Zamarripa es el maestro de la evasión. Hizo un espectáculo para evidenciar un elefante blanco reumático”, afirmó en la tribuna del Congreso.
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Dijo que en su bancada no pueden entender cómo la Fiscalía pudo invertir en infraestructura y no en atención a las víctimas de delitos o desapariciones. Y justificó esto diciendo que el Fondo para Víctimas es autosustentable.
“También parece que es maestro en dar discursos”. Pues de seis preguntas que le hicieron los diputados del PVEM, solo respondió una.
Gerardo Fernández también reprochó que Carlos Zamarripa Aguirre también se negó varias veces a hablar del proceso judicial que se lleva contra el diputado federal electo del PAN, el irapuatense Jorge, por el presunto delito de abuso sexual.
Pero de otros hechos delictivos, que tampoco están terminados, sí los presumió, como la explosión con un regalo-bomba en el restaurante Barra 1604, de Salamanca, en agosto del año pasado.
Por esa razón, consideró que “también es maestro de la conveniencia”.
El legislador consideró que el Fiscal del Estado “tiene una maestría en dar excusas”.
Lamentó que el acto de la comparecencia del encargado de investigar los delitos en el Estado, que debería haber sido un ejercicio de rendición de cuentas y democracia, terminó siendo “una mesa de aplausos”.
DSS