León, Guanajuato.- Con los sentimientos a flor de piel, emoción y nervios pero con una gran sonrisa, Ariana Yeraldine Santibáñez Barrientos, de ocho años, tocó la campana de la sala de Pediatría del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío como símbolo de haber finalizado su tratamiento y haber vencido al cáncer.
Con los ojos llorosos y una gran sonrisa a la vez, Ariana recordó su lucha contra la histiocitosis de células de Langerhans, un tipo de cáncer que le fue detectado cuando tenía 1 año y tres meses.
Desde el 2015, ella y su mamá, junto con su padre y su hermana visitaron de manera frecuente las instalaciones del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, así como de otros especialistas, los cuales no daban con el padecimiento de la pequeña.
Se une familia ante la incertidumbre
El peregrinar a los diferentes hospitales, los diagnósticos inconclusos, la angustia y la preocupación de saber qué tenía, hicieron que su familia se uniera más y enfrentara esta enfermedad que iba y regresaba.
El 19 de agosto de 2015, cuando se lo detectaron, fue un año de proceso de quimioterapias, eran ambulatorias… luego la internaron, después tuvo una recaída y se le volvió a dar tratamiento de nuevo con quimios”, platicó su madre.
Durante todo este tiempo y sus estancias en el hospital, Ari aprendió a ser fuerte, a no tenerle miedo a las agujas, resonancias y todos los estudios que le hacían para saber si el cáncer iba desapareciendo.
Todos sus esfuerzos sirvieron, ella pudo dejar las quimioterapias, pero estuvo en observación durante cinco años, los cuales estuvieron llenos de preguntas, dudas y miedo de que la enfermedad pudiera regresar, pero no fue así.
Ha sido un proceso difícil para nosotros pero nos unió más como familia, yo a ella la tuve específicamente en los tres hospitales, en el Regional, en el Pediátrico y de allá la pasaron al de Alta Especialidad y aquí fue donde me quedé y como era una enfermedad muy extraña, tardaron mucho para identificar qué tenía”, recordó la señora.
El doctor que le devolvió la esperanza
Ari pasó por todos los especialistas del Hospital de Alta Especialidad, su cáncer no era fácil de detectar, hasta que llegaron con el oncólogo Guillermo Joaquín Gaytán, quien le devolvió la esperanza de seguir viviendo.
En total, la pequeña recibió 150 quimioterapias pero nunca perdió la fe, ni ella ni su familia; siempre estuvieron convencidos que si Dios les había dado esta batalla, era porque tienen a una gran guerrera.
Fue un proceso difícil, pero me siento ya bien, fui valiente porque no me daban miedo las agujas… voy a extrañar a mi doctor y le quiero decir que muchas gracias porque me atendió y me devolvió la esperanza de vivir”, dijo la pequeña.
Por último, mandó un mensaje a todos los niños y compañeros que siguen en la lucha contra el cáncer.
Sí se puede, no deben dejarse caer, el camino es un tanto doloroso pero no se dejen caer”, dijo.
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RAA