León, Guanajuato.- En Ladrilleras del Refugio al menos cuatro generaciones escucharon trienio tras trienio las promesas de mejora, programas sociales, nuevas tecnologías para los hornos y reducir la contaminación.

Pero hasta nuestros días, el proceso para quemar el ladrillo se realiza igual que hace más de 100 años y el problema ambiental que provoca es cada vez más grave.

La secretaria de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Isabel Ortiz Mantilla, informó que a nivel estatal los hornos ladrilleros artesanales contribuyen al 5.4% de las PM10 y al 9% de las PM 2.5. 

En nuestra ciudad el problema es mucho peor.

En el caso de León el porcentaje de contribución es del 17% para lo que son PM10 y 34% para lo que son PM2.5…, el municipio con más hornos ladrilleros es León, aunque la mayor producción de se da en Abasolo, por ello vemos esta parte en el impacto a la atmósfera”, dijo.

Las PM10, partículas con diámetro de 10 micras (mucho menor a un cabello humano), pueden ingresar y alojarse en los pulmones. 

Pero las partículas de 2.5 micras son las más dañinas, pueden pasar de los pulmones a la sangre. 

Los principales componentes de estas partículas son: sulfatos, nitratos, amoniaco, cloruro de sodio y hollín (producto de la quema de madera, carbón).

Estar expuestos a esas partículas contribuye a desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, además de cáncer de pulmón. 

Alumnos de la Universidad de Guanajuato analizaron las emisiones de los hornos de Ladrilleras del Refugio durante 2020 y descubrieron que las partículas pueden viajar entre siete y hasta 50 kilómetros a la redonda.

Las promesas de que este problema será resuelto se han escuchado en cada gobierno municipal, pero la actual administración aseguró estar dispuesta a conseguirlo.

El municipio prometió a productores de ladrillo tradicional que les entregará las escrituras de los terrenos en los que se encuentran los hornos, a cambio de que los quiten y se dediquen a otra cosa.

El secretario del Ayuntamiento, Jorge Jiménez Lona, se reunió con varios productores en la escuela de la comunidad para plantearles la propuesta.

“Queremos la reducción de los hornos artesanales, que se vayan a producir bloques (block gris), vayan a otra empresa a trabajar, realicen un proyecto productivo. Que tengan la certeza de que quien cambie se le va a regularizar su terreno, esto solo aplica para El Refugio, porque son terrenos del municipio, las reglas aplican solo para El Refugio, solo para la gente que vive aquí”, dijo el Secretario.

Buscan que ladrilleros tengan alternativas

Sin el tabique cocido de color rojo que se produce en Ladrilleras del Refugio no podría existir León tal y cual lo conocemos. 

Hace 130 años, aproximadamente, las casas y edificios de la ciudad se hacían de adobe (barro seco que se mezclaba con paja, heno y estiércol). 

Era fácil elaborarlo; muchas familias fabricaban sus propios adobes y con ellos construían su casa, era un excelente aislante, resguardaba del frío y del calor.

Pero tenía un inconveniente, el agua los reblandecía y las construcciones colapsaban. Por desgracia así lo comprobaron nuestros antepasados en la inundación del 19 de junio de 1888, cuando el agua arrasó con las casas de adobe y terminó con la vida de cientos de personas.

Esa fatídica fecha provocó que en León se utilizara aún más el ladrillo cocido, el tabique rojo. También, gracias a las obras de Luis Long, arquitecto, se incrementó el uso de este material en la construcción de casas, edificios y templos.

Pero a pesar del paso de los años, el proceso para quemar el ladrillo no cambió, tal cual se produce ahora el ladrillo se hacía hace más de 100 años: moldear la arcilla, dejarla secar, colocarla en hornos de campaña, encender el combustible (leña principalmente), y esperar 24 horas para su cocción.

Los estudios de la Secretaría del Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT) establecen que los hornos ladrilleros generan el 5.4 % de las partículas menores a 10 micras y el 9 % de las partículas menores a 2.5.

Estos dos términos (PM10 y PM2.5) son elementos que se deben tener presentes al momento de analizar el grado de contaminación atmosférica (del aire) en una zona.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la generación de partículas (polvo) es uno de los principales indicadores de la contaminación de las ciudades. 

Son sustancias que afectan a más personas que ningún otro contaminante.

Los principales componentes de estas partículas son: sulfatos nitratos, amoniaco, cloruro de sodio, hollín (producto de la quema de madera, carbón), que se mezclan con líquidos y permanecen suspendidos en el aire que respiramos.

Las partículas con diámetro de 10 micras (mucho menor a un cabello humano), pueden ingresar y alojarse en los pulmones. Pero las partículas de 2.5 micras son las más dañinas, pueden pasar de los pulmones a la sangre. 

Estar expuestos continuamente a esas partículas contribuye a desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, además de cáncer de pulmón; las que al final desembocan en un incremento en el número de muertes. 

La secretaria de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT), Isabel Ortiz Mantilla, confirmó que a nivel estatal los hornos ladrilleros artesanales contribuyen al 5.4% de las PM10 y al 9 % de las PM 2.5.

“En el caso de León el porcentaje de contribución es del 17 % para lo que son PM10 y 34 % para lo que son PM2.5…, el municipio con más hornos ladrilleros es León, aunque la mayor producción se da en Abasolo, por ello vemos esta parte en el impacto a la atmósfera”, dijo la Secretaria.

Ortiz Mantilla señaló que otro aspecto alarmante es que cada ladrillo necesita entre un litro y medio y dos litros de agua, por lo que el reto para el sector es transitar a una producción más sustentable y amigable con el medio. 

Muestran estudios crecientes riesgos 

¿Hasta dónde viajan las partículas y la contaminación que generan los hornos ladrilleros? Una pregunta que respondieron los alumnos de la Universidad de Guanajuato al analizar las emisiones de los hornos artesanales de la comunidad Ladrilleras del Refugio durante 2020.

Se determinó que estas partículas pueden viajar entre 7 y hasta 50 kilómetros a la redonda; dependerá de la temperatura, radiación solar, viento, humedad, entre otros factores, la dispersión de los contaminantes.

En el estudio se analizó el comportamiento de 170 hornos de Ladrilleras del Refugio, así como las condiciones climáticas.

Determinaron tres alcances esenciales, dos kilómetros, cuatro kilómetros y más de siete kilómetros. 

Las áreas afectadas directamente serían la propia Ladrilleras del Refugio, San Juan de Otates (2 mil 509 personas), y La Laborcita (mil 234 personas) 

Otro estudio que realizaron estudiantes de la Universidad de Guanajuato en zonas de quema de ladrillos determinó que los niños que se encuentran expuestos a la producción artesanal de ladrillo tienen mayor desnutrición, bajo peso y padecen alteraciones pulmonares.

“El ser varón y vivir en una zona de ladrilleras representó un riesgo 6.5 veces mayor de presentar alteraciones de la función pulmonar”, mostró una de las investigaciones que se realizó en Ladrilleras del Refugio, en la cual se analizaron a 350 niños de la comunidad y se compararon con los pequeños de otra no expuesta al impacto de  los hornos artesanales.

Aunado a ello, los niños expuestos a la producción artesanal tienen 4.3 veces más riesgo de presentar alteraciones de tipo obstructivo de la vía aérea.

Los investigadores también analizaron la nutrición de los niños de 6 a 7 años expuestos al humo de las ladrilleras, y encontraron que tiene deficiencia en la alimentación por los elementos tóxicos que genera la quema del combustible del horno.

Del 100 % de los menores que académicos y estudiantes de la Universidad de Guanajuato y del Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato analizaron, se encontró que tuvieron un consumo de energía por debajo de lo recomendado.

A consecuencia de esta situación, gran parte de los niños padecen anemia en diferentes grados y condiciones, aunque en los últimos años los casos se redujeron, la cifra aún es alta y alarmante, cita la Revista de Divulgación Científica de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Guanajuato. 

Cierran horno tradicional y recibirán sus escrituras

El municipio leonés prometió a los productores de ladrillo tradicional que les entregará las escrituras de los terrenos en los que se encuentran los hornos, a cambio de quitarlos y no regresar a esta actividad.

Fue el secretario del Ayuntamiento, Jorge Jiménez Lona, quien se reunió con varios productores en la escuela de la comunidad para plantearles la propuesta, en la que aseguró que el gobierno tiene la mejor disposición, pues las tierras son propiedad suya.

Queremos la reducción de los hornos artesanales, que se vayan a producir bloques (block gris), vayan a otra empresa a trabajar, realicen un proyecto productivo. Que tengan la certeza de que quien cambie se le va a regularizar su terreno, esto solo aplica para

El Refugio, porque son terrenos del municipio, las reglas aplican solo para El Refugio, solo para la gente que vive aquí. 

No vamos a regularizar a los ladrilleros que salen de todos lados, hay censos. Si cierran su horno (tradicional), se va a regularizar”, dijo.

El funcionario comentó que el gobierno estatal y municipal se encuentran comprometidos para sacar adelante el tema, pero aclaró que Ladrilleras del Refugio es un caso especial, porque desde hace muchos años están asentados en la zona.

“Si yo no quiero cambiar, sigo quemando basura, sigo con ladrillo artesanal, lo que va a pasar es que se clausurará el espacio.  Necesitamos mejorar las condiciones de la gente que vive en Ladrilleras del Refugio”, señaló.

Informó que el Ayuntamiento ya aprobó que el Instituto Municipal de la Vivienda realice los censos y procesos para comenzar el proceso de regularización de las viviendas que en su momento no pudieron escriturarse a su favor.

“Van a ser dos partes, vivienda que son dos manzanas que no pudieron entrar hace unos años en el proceso, y la segunda son los espacios y los talleres de trabajo”, puntualizó.

Para el proceso de regularización de la tierra se tendrá contacto con el gobierno estatal para conocer primero cuál modalidad eligieron para dejar el horno tradicional de ladrillo, si se fueron a la bloquera, a una empresa a trabajar, o eligieron montar su propio negocio.

Posteriormente se verificará la información con trabajo de campo para asegurar que el productor de ladrillo artesanal dejó verdaderamente de serlo y cerró definitivamente su horno. 

“Si tienen horno artesanal no se va a regularizar”, sentenció. 

Les ofrecen block gris

Para reducir los hornos tradicionales en Ladrilleras del Refugio se propuso desde el gobierno estatal que al menos 20 productores migren a la producción del tabique gris, fabricado con cemento.

El proyecto consiste en instalar cuatro bloqueras que albergarán a 20 personas, cinco en cada una. Ahí se fabricará el block con cemento y otros materiales, los cuales se mezclan y posteriormente pasan a una compactadora donde se moldean, se dejan secar y están listo para la venta.

No requiere cocción, por lo que no hay necesidad de un horno. No habría contaminación.

La propuesta del estado precisa que será CEMEX quien pondrá capacitación, herramientas y maquinaria para operar las cuatro bloqueras por un año, tiempo en el que la empresa garantizará la compra del producto.

El Municipio pondrá un terreno para instalar las bloqueras y el Estado la construcción de áreas de producción, almacenamiento, oficinas, patio de operación, entre otros elementos. Se brindará capacitación para que las personas conozcan el funcionamiento, y también se den de alta ante la Secretaría de Hacienda y paguen sus impuestos.

Mediante Fondos Guanajuato, se plantea dotarlos de un capital semilla que se utilice para la compra de la materia prima y el pago de sueldos para las primeras producciones en lo que se vende el material. 

Este dinero deberán regresarlo a una baja tasa de interés.

El modelo plantea que cuando alcancen la producción semanal de mil tabiques por bloquera, las 20 personas que trabajen ahí podrán ganar 300 pesos diarios, además tendrán una utilidad de 4 mil pesos por cada mil blocks que vendan. 

Este dinero será el que destinarán para el pago de servicios, impuestos, contador, entre otros gastos propios de la operación de la bloquera. 

Lo que sobre se lo repartirán entre los productores. 

MCMH

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