Irapuato, Guanajuato.- “Trato de ser normal, aunque de antemano sé que no lo soy”, expresó triste Pedro Martínez López, quien tras perder ambos pies debido a la diabetes que padece desde hace 28 años aconsejó a las personas diabéticas cuidarse a tiempo para conservar su cuerpo completo.
“Es muy triste… les aconsejo que se cuiden si todavía están a tiempo y si ya están con males como yo, pues ya que le paren, todavía pueden lograr cuidar y conservar su cuerpo.
Por no cuidarme ya me quedé sin pies y la vista y mi boca también me están fallando. Todo mi cuerpo está afectado, pagando las consecuencias por no saber cuidarme y no seguir las indicaciones de los médicos y las consecuencias son estas”, lamentó.
El irapuatense de 63 años recordó que fue diagnosticado con diabetes cuando tenía 35, sin embargo, confesó que prefirió darle prioridad a su trabajo y no tratarse la enfermedad.
Platicó que su mamá falleció por diabetes y varios de sus familiares también tienen la enfermedad.
“Está bien que la gente sepa de mi caso para que hagan conciencia de lo que pasa si no se atienden y no se cuidan. Queda uno todo mutilado y pues ahora sí que es una experiencia para todos los diabéticos que no se cuidan.
La diabetes daña los riñones, el páncreas, los pulmones, te daña todo porque es una enfermedad muy lenta y muy fea porque es un infierno vivirla así como la estoy viviendo, pero Dios me ha dado la fuerza para seguir adelante”, compartió.
Para Pedro el no tener sus pies no le impide trabajar, pues en silla de ruedas se dedica a vender chicles y mazapanes en los cruceros de las calles y avenidas principales de Irapuato. Antes de que su salud empeorara trabajó como albañil.
Aunque no estaba en tratamiento para controlar su diabetes fue un accidente laboral lo que ocasionó que uno de sus pies se fracturara, mismo que no sanó luego de una cirugía y que terminó con gangrena.
“Como a los 16 años del diagnóstico de la diabetes tuve un accidente cuando trabajaba de albañil, se cayó el andamio y me golpeé un pie y desde ahí empezó el calvario porque no se me compuso.
Me dijeron que tenía una fractura, el traumatólogo me puso unos clavos, luego así seguí trabajando, con una muleta pero de velador. Dos años después se me hizo una llaga con pus en el tobillo y me dio gangrena y cuando fui al Hospital General porque ya pisaba con el pie doblado el doctor me dijo que me lo tenía que amputar”, contó.
Pasaron cuatro años y a Pedro le salió una úlcera en el otro pie; el diagnóstico fue pie diabético y este también se le tuvo que amputar.
“Casi toda mi familia tiene diabetes, en mi caso empecé a sentir mucha sed, a tener la boca amarga y yo lo dejé a la desidia hasta que empecé a orinar mucho, a tener mucho sueño, hambre y sed, y toda el agua que me tomaba la orinaba.
Pedro compartió que requiere de una silla de ruedas, pues la que tiene está muy desgastada y podría sufrir una caída, por lo que solicita apoyo con la donación de una silla para poder seguir trabajando.
Si alguien está interesado en ayudarlo, puede comunicarse con él al 462 370 47 99.
‘Si sigue retoñando eso, le van a cortar el pie’
Por un golpe en el empeine del pie derecho que le ocasionó una lesión que no se curó con medicamento, José Alberto, de 45 años y quien es diabético desde hace ocho, estuvo en riesgo de que le amputaran el pie.
Tras varios días de haberse golpeado y notar que no había mejoría, la señora Carmela acompañó a su hijo a la clínica T21 del IMSS, donde fue hospitalizado la semana pasada por una fuerte infección.
“Ya tenía varios días de haberse golpeado y estaba tomando medicamento, pero como no le hizo efecto ni el antibiótico que le dieron por eso lo mandaron de urgencia a hospitalizar para que lo revisaran los especialistas.
Caminaba cojito y con dificultades, traía bastón y muletas porque eran intensas las punzadas que le daban cuando caminaba. Ya lo operaron y le hicieron una limpieza, pero me dijeron que si seguía retoñando eso, le iban a tener que cortar el pie. Gracias a Dios salió bien porque creí que se lo iban a amputar, ya tenía la infección muy avanzada”, contó.
La señora Carmela, quien el pasado miércoles salía de dicha clínica luego de recibir el reporte médico de su hijo, compartió que su esposo y suegro también son diabéticos y confesó que José Alberto no cuida su salud.
Desgraciadamente no se cuidan y hasta que no ven que ya están muy enfermos con cualquier lesión es cuando ya se cuidan. Yo les aconsejo que se cuiden y atiendan rápido porque si lo dejan pasar se complica la enfermedad y las partes del cuerpo donde se hace la lesión se las pueden cortar”, aconsejó.
DSS