Guanajuato.- Tras ser abandonada en las vías del tren sobre el bulevar Timoteo Lozano, en León, Luna, una perrita mestiza, fue rescatada por una familia, que en Canadá le dieron una segunda oportunidad de vida.
Alma Arellano, su rescatista y quien desde hace años por voluntad y amor se dedica al rescate animal, recordó que recibió en su celular el reporte de un perrito abandonado en la entrada a San Juan de Abajo, acudió al llamado y encontró a una cachorra baja de peso, llena de pulgas y con el pelo maltratado.
Además de conocer el calor de un hogar, en Canadá Luna descubrió que le gusta la nieve, corretear ardillas y pájaros y convivir con otras personas y otros perritos.
Alex Correa, quien dice ser papá de Luna, compartió que el año pasado, cuando visitaba a su mamá en León, miró en Facebook la publicación de que Luna estaba en adopción, además de que su esposa tenía la idea de adoptar un perrito mexicano.
“Para nada fue difícil el proceso de adopción, todo fue muy rápido y Alma nos ayudó mucho para hacer los trámites. Yo tuve que cambiar mi vuelo para poder volar junto con Luna en el mismo avión.
Ella se llamaba Pelusa y pensamos que ese nombre iba a ser más difícil de entenderse en Canadá, y por eso decidimos llamarla Luna”, platicó.
Que hoy Luna forme parte de nuestra familia significa lo mejor que nos ha pasado después del nacimiento de nuestros hijos.”
Alex comentó que es la primera vez que adoptan a un perrito de otro país, y expresó que tener a Luna ha sido una gran satisfacción, pues aseguró que es muy bien portada, y que nunca ha roto nada en casa.
“Que hoy Luna forme parte de nuestra familia significa lo mejor que nos ha pasado después del nacimiento de nuestros hijos. Ella es considerada la princesa de la casa y es la más querida y apapachada.
Come croquetas, pero también pollito, carne de res o de puerquito, nada más que la mamá de Luna (mi esposa) le guisa su comida a parte, sin condimentos ni sal. Te digo que está muy chiqueada”, expresó.
Alma, la rescatista de Luna, llevó a Luna a donde estaba Alex para que se conocieran, y ahí empezó la magia, dice. Para ese momento, la cachorra ya contaba con su protocolo de salud, es decir vacunas y esterilización, por lo que solo fue necesario solicitar un expediente médico al veterinario, requisito que solicitó la aerolínea.
Salir de paseo al barrio de Lynn Valley, ir al muelle de Lonsdale Quay, al parque y dormir son las actividades favoritas de la perrita leonesa.
“Es mucha responsabilidad, es como vivir con 5 niños más”
Desde pequeña a Paulina le han gustado mucho los animales. En su familia siempre hubo perros y gatos; hoy es mamá de Dante y de cinco perritas: Greta, Moringa, Calcita, Olivia y Pía.
Aunque la joven madre reconoció que es mucho trabajo y responsabilidad tener una familia numerosa, expresó que su amor perruno le ha dado grandes satisfacciones, pues la llevó a dedicarse a la fabricación de accesorios para mascotas.
“Cuando mi papá me regaló a Greta, una pit bull, que fue la primera perrita de la que me hice 100 % responsable, detonó mi amor por los animales, tanto que inclusive nos dedicamos a nuestro negocio propio. Nuestra marca se llama Greta Pets por ella.
Luego adoptamos a Moringa, una cruza de Akita con Pitbull, que por cierto es la más traviesa y grande; después conocimos a Calcita, una cruza de chihuahua en el Albergue Independencia de León y nos enamoramos, fue la tercera y pensamos que era la última”, confesó.
Sin embargo, llegó la pandemia de COVID junto con Olivia, quien tenía secuela de moquillo. Paulina y su esposo pensaron en resguardarla y curarla para después darla en adopción, cosa que nunca pasó, pues se convirtió en una integrante más de la familia.
“Por último nos encontramos tres perritas más, que eran Pía y sus hermanas, a sus hermanitas las dimos en adopción ya que había un bebé en camino y ya eran cinco perritas. Es mucho trabajo y responsabilidad, es como vivir con cinco niños más.
Yo las baño y mi esposo las seca, en limpieza nos turnamos y procuramos al menos sacarlas a pesar dos veces por semana, les gusta ir al perro parque y a la Sierra de Lobos de paseo. Ahora con mi bebé cuando salimos a pasearlas él se lleva a Calcita, que es la más chiquita y nosotros a las demás”, platicó.
Para el joven matrimonio su familia no estaría completa sin sus cinco perritas, pues consideró que los perros son animales que enseñan muchas lecciones de vida.
Café Kaleidoscopio se volvió “pet friendly” sin pensarlo
Cuando los clientes de Café Kaleidoscopio comenzaron a llevar con ellos a sus mascotas el negocio aceptó el nuevo reto, y con alegría integró a los peludos a su espacio.
Ahora los perros forman parte de sus comensales favoritos y hasta les regalan agua en recipientes que sus trabajadores adaptan para ellos.
Cristina Ibarra, encargada de Café Kaleidoscopio, comentó que poco antes de la pandemia se convirtieron en un negocio “pet friendly” sin preverlo, pues la gente se quedaba en el café con sus mascotas.
Esta nueva dinámica de inclusión les pareció positiva, bajo la única regla de que los animales estén educados para convivir con otros perros y personas.
“La integración de los animalitos es positiva siempre y cuando las mascotas tengan algún tipo de educación o entrenamiento para la convivencia con otras mascotas y con personas extrañas”, comentó Cristina.
Para mayor comodidad de todos, a quienes acuden con sus mascotas se les ofrece la parte de afuera del café un espacio rodeado de plantas y árboles, sumamente agradable por estar ubicado en una calle peatonal.
Cristina destacó la importancia de incluir a las mascotas en las actividades diarias de sus dueños, pues en muchas ocasiones ellos las consideran parte de su familia.
Café Kaleidoscopio está ubicado en calle Cortázar esquina con Berriozabal, en el Centro de Irapuato, y ofrecen tanto bebidas frías y calientes, como alimentos dulces y salados.
Falta legislación para los perros de asistencia
Los perros de asistencia otorgan muchos beneficios a las personas con alguna discapacidad o condición, como ceguera o autismo, sin embargo, no hay legislación suficiente ni políticas públicas que respalden su entrenamiento y desplazamiento.
Estos animales son rigurosamente cuidados desde antes de nacer y son entrenados sin condicionamiento para responder a las necesidades de la persona que asisten.
Ana González es directora del Centro Integral Educando y Asistiendo con Animales de Compañía, A.C. (CIEdAAC), organización nacional sin fines de lucro que se dedica a la formación de perros de asistencia para personas con discapacidad, perros de terapia y terapia asistida por perros.
Ella contó que en León se encuentra el centro de adiestramiento, mientras que en Chihuahua están las oficinas administrativas.
Los perros de asistencia son para cinco especialidades: Perro Guía, Perro de Alerta Médica, Perro Señal, Perro de Asistencia para Autismo y Perro de Asistencia para discapacidad motriz o movilidad reducida.
Acompañada de Jake y de Nate, dos cachorros golden retriever de cinco meses, explicó que a los perros de asistencia se les educa desde antes de nacer.
“La hembra debe tener un proceso de gestación específico, en el que no pase por situaciones de estrés, tenga alimentación adecuada y estimulación correcta, que afecta también a los cachorros”.
Esto es, música, masajes, sonidos y otros estímulos, pero evitando situaciones de estrés para que el cachorro nazca lo más apto posible para la función de perro de asistencia.
Tampoco usan el condicionamiento de la comida o el collar de castigo. “Todo el aprendizaje o formación de hábitos es a través del vínculo, eso permite que la mayoría de los perros de la camada sean aptos”.
Ana González dijo que actualmente trabajan con la Facultad de Psicología de la Universidad Iberoamericana, que les permite a los perros entrar a sus instalaciones para que estos aprendan a estar en diferentes ambientes y con variados tipos de personas.
Y en el Colegio Montessori Omeyocán, con el programa “Círculos lectores”, niños con problemas de lectoescritura pueden practicar con menos estrés en presencia de estos animales.
Esto porque bajan sus niveles de cortisol, sustancia que afecta los procesos de aprendizaje.
“Esto se reduce gracias a la presencia del perro, el niño tiene una capacidad de aprendizaje distinta, además de que le da la confianza de que está leyéndole al perro, y este no te juzga, no te critica, solo te escucha, y así mejorar sus habilidades lectoras.
“En el caso de personas que necesitan fisioterapia y rehabilitación, que padecen dolor o se niegan al movimiento, encuentran la motivación cuando tienen la ayuda de un perro”.
Además, estos pueden ser entrenados para activar una alarma, traer un teléfono, tirar de una silla de ruedas, dependiendo de la persona asignada y de cualquier edad.
Adicional al entrenamiento específico, que dura usualmente dos años, estos animales brindan total apoyo emocional.
“Siempre va a ser algo que nadie más te lo va a poder dar, ni siquiera la familia, porque las personas estamos supeditadas a las experiencias que tenemos durante el día para decidir si somos felices o no, y el perro no. Él siempre, emocionalmente, va a estar ahí”.
La especialista lamentó que cuando los perros están en entrenamiento hay nula accesibilidad a lugares tanto públicos como privados, como centros comerciales, transporte público, restaurantes o escuelas, algo obligatorio y necesario.
Pero también se les impide el paso incluso cuando el animal ya está certificado como perro de asistencia, sin importar que sean indispensables.
“Las leyes no están enfocadas correctamente en los perros de asistencia”, lamentó.
La excepción sería el estado de Chihuahua, sede de CIEdAAC. Ahí, la directiva del centro estuvo colaborando para las reformas locales, sin que en el resto del país o en Guanajuato haya siquiera interés en actualizar la normatividad.
Con información de Regina Solórzano y Martha Silva
CA