León, Guanajuato.- Guanajuato atraviesa por uno de los periodos más secos de los últimos 38 años. Desde 2015 la cantidad de lluvia que cae en el estado disminuyó gradualmente, lo que provocó que las presas se encuentren en sus niveles más bajos de almacenamiento, agua que se utiliza para producir alimentos.
Según el Inegi, Guanajuato tiene un promedio de lluvia de 650 milímetros al año, es decir se precipitan 650 litros de agua por cada metro cuadrado en el estado.
Los registros de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre lluvias de 1985 a agosto del 2023, muestran que año con año la cantidad de agua que llovió sobre Guanajuato disminuyó gradualmente.
Antes del 2015 era común que en el periodo enero – agosto se alcanzara el promedio de lluvia anual; desde ese año no alcanzamos los 600 milímetros de agua.
En el mismo lapso, enero – agosto, el año 2022 fue el quinto con menos lluvia, y 2023 se posicionó como el segundo con menos precipitaciones. En primer lugar, se encuentra el 2011 cuando llovieron 254.2 milímetros.
Respecto a la cantidad de lluvia, en 2022 el agua que se precipitó sobre Guanajuato disminuyó 33 % en comparación con 2021, y de esta forma de 2022 a 2023 las lluvias se redujeron 19 %, esto entre enero y agosto.
También la temperatura en Guanajuato incrementó, en 1985 en el periodo enero – agosto la temperatura máxima promedio era de 25.9 grados, y para el 2023 se elevó a 29.6 grados centígrados, es decir casi 4 grados más.
Antes del año 2000 las temperaturas máximas promedio mensuales no superaban los 30.5 grados, para 2023 ya rompimos esa barrera y registramos uno de los junios más calurosos con una temperatura máxima promedio de 34 grados.
‘40 años que no se veía así’
Agricultores de las inmediaciones de la Presa Solís, ubicada en el municipio de Acámbaro, expresaron que desde hace décadas que no veían tan bajo el nivel de la presa.
“Tenía desde los 80 cuando la secaron poquito para la ampliación del bordo. Ese año sí la secaron para trabajar, hoy está el agua más abajo. Hace unos 40 ó 35 años que no está hasta abajo; de ahí en otros años, ha estado arriba el agua”, expresó Agustín Ramírez.
Recordó que también en 2012 se disminuyó el agua para mantenimiento de la presa, pero no tanto a comparación de cómo se encuentra actualmente.
“El año antepasado el agua agarró parte de la milpa. Ni siquiera se podía caminar por aquí, había que darle vuelta para pasar. Ahorita no hay agua y no va a haber, si no hay agua en el cielo, no ha llovido nada, no hay corriente”, comentó Humberto Acevedo.
Detallaron que también se debe ver cómo se encuentra la presa Tepuxtepec, donde se encuentra la hidroeléctrica. Ya que de ahí llegan los escurrimientos a la presa Solís.
“El que puede echar la mano es el de allá arriba. Que nos diga, ahí les va. No creo que vayan a dar agua para el trigo, porque quitando la planta de maíz, se planta trigo. Pero se me hace que no darán”, expresó.
Agua para ciudades… ‘¿de dónde saldrá?’
Agustín Ramírez y Humberto Acevedo, agricultores de las inmediaciones de la Presa Solís, en Acámbaro, nada saben del famoso plan “B” para llevar agua de ese embalse para abastecer a León y ciudades del Corredor Industrial.
“Oí rumores nada más. ¿Pero de dónde le mandan agua a León? Aquí no hay agua. Les habrán comentado a los de Acámbaro, Salvatierra, Yuriria, Pénjamo. El problema sería para ellos, si les dan para regar tres hectáreas a poco les van a dar para regar dos”, aseguró Agustín Ramírez.
Por su parte Francisco Hernández, aseguró que desde hace varias semanas cerraron las dos válvulas de la presa, que son las que abastecen los canales de riego para el Distrito 011.
“El agua que quedó estancada en el canal es la que se utilizará para las plantas. Ahorita ya no abrirán”, comentó.
A familias desplazadas les deben tierras y escrituras
“Ahorita no hubo muchas lluvias para el Bajío. El agua se desfogó de la presa para darle a los productores. Fue bastante agua la que se consumió para el riego”, comentó Raúl Aceves, residente de la comunidad Presa Solís.
Por su parte Francisco Rodríguez expresó que ahora en la temporada solo lloviznó en julio y agosto, y en septiembre no hay lluvias de importancia.
“A nosotros nos quedaron a deber terrenos, somos familias que estábamos en la presa. Se terminó la presa en 1949 y de esa fecha para acá no hay escrituras. Desde nuestros padres nos dejaron aquí en esta zona, al parecer sigue siendo Federal. Así estamos, somos varios pueblos que ahí estábamos”, dijo.
Expresó que ante esta situación la gente no estaría dispuesta de pasar agua a León, primero se les tendría que garantizar la escritura de su terreno, darles los terrenos que faltaron y garantizar el abasto de agua potable, e incluso mencionó que hay temor de que se sequen los pozos.
La Presa Solís se construyó entre 1939 y 1949, con lo que se desplazaron a 22 comunidades de Acámbaro, Jerécuaro y Tarandacuao, y se afectaron al menos a mil 42 casas que habitaban 5 mil personas, perjudicó a cerca de mil ejidatarios.
El 20 de mayo de 1949 comenzó a inundarse la zona de la presa con lo que las familias que aún quedaban en la zona las obligaron a desalojar. Para indemnizar a las familias desplazadas el Gobierno federal construyó 16 poblados.
Otros productores de la zona cercana a la Presa Solís expresaron que falta agua para las siembras, pero ahorita utilizarán la que se quedó anegada en los canales de riego para tratar de salvar lo más que se pueda de los cultivos.
Indicaron desconocer si hay planes de disminuir su consumo de agua como productores agrícolas, pues al momento nadie del gobierno acudió a conocer sus necesidades, especialmente en el tema de agua potable y regularización de la tierra que falta.
La Presa Allende está a lo mínimo
La Presa Allende se encuentra al 20 % de su capacidad de almacenamiento, su agua se destina para el riego agrícola de 10 mil hectáreas, y a pesar de sus bajos niveles el lirio invade toda el agua.
“Es por temporada. Está abajo del nivel. El problema es que tiene harto lirio. Aquí deben entrar a limpiar la presa, solo el Municipio tiene una máquina, pero falta apoyo para sacar la planta. Nos afecta, a la gente no la deja pescar, muchos viven de eso”, dijo Emilio Rodríguez.
Comentó que lo que se debe de hacer es entrarle a quitar toda la planta que impide que la gente acuda a disfrutar de la presa.
Emilio Rodríguez señaló que la presa abastece de agua a los pozos de las comunidades gracias a la filtración por el subsuelo, por lo que si hay agua en la presa los pozos tienen agua.
Asignarán a agricultores solo la mitad de agua
El director general de Planeación de la Comisión Estatal del Agua, José Abraham Soto Ávila, confirmó que la cuenca Lerma – Chapala comenzó a realizar los estudios para analizar la dotación de agua para los integrantes de ésta, acciones que se comprenden en el decreto federal de abril del 2014.
Una cuenca es un territorio donde toda el agua fluye a un mismo río, lago o mar. En este caso, Guanajuato está en la cuenca Lerma-Chapala, el agua fluye desde distintos puntos, como La Presa Solís, Allende y El Palote, con destino final al Lago de Chapala.
El Decreto Federal puntualiza cuánta agua corresponderá al Distrito de Riego 011 (Alto Río Lerma) y al Distrito de Riego 085 (La Begoña, SMA) en las diferentes condiciones de escurrimientos de agua, y considera la falta de estos.
Se establece que la cuenca de Lerma-Chapala podrá entrar en estado de emergencia o escasez extrema cuando ocurra cualquiera de las siguientes condiciones: el volumen almacenado en el Lago de Chapala descienda por debajo del nivel correspondiente a 2,357 millones de metros cúbicos al primero de noviembre o por debajo del nivel correspondiente a 1,247 millones de metros cúbicos al primero de junio, o que no se pueda satisfacer el 50% de los volúmenes máximos a los usuarios en un ciclo agrícola determinado.
“Hemos tenido un año medio malo en cuestión de las lluvias y eso se refleja en el almacenamiento de las principales presas. El decreto señala que cuando llegues a tu capacidad ordinaria el agua corre libremente. Ahorita no hay posibilidad de desfogues y vertidos de las presas”, dijo.
En días pasados se reunió la cuenca Lerma Chapala para analizar los escurrimientos y la asignación de volúmenes de agua para el próximo año. Ellos analizan la contabilidad hidrológica del primero de noviembre al 30 de agosto para estimar una perspectiva de cuánto será la asignación de agua.
“Se revisan los cálculos, escurrimientos y se aplica una fórmula de asignación. En noviembre se realizan los cálculos definitivos y se hace la publicación definitiva de los volúmenes para asignar al ciclo siguiente”, precisó Soto Ávila.
Comentó que actualmente la perspectiva es asignar el 50 % de la demanda máxima de agua que tienen los agricultores, lo cual considera el Decreto Federal. Por ejemplo, el Distrito 011 tiene una demanda máxima de 950 millones de metros cúbicos de agua, la perspectiva es darles 477 millones de metros cúbicos, por el nivel de los escurrimientos en las presas.
El director general de Planeación de la CEAG, expresó que el llamado principal es a todos los sectores a aprovechar y no desperdiciar el agua, disminuir el consumo mediante diversas acciones, como el instalar ahorradores de agua, aprovechar el agua de lavadora para el riego, entre otras.
‘Ni pesca, ni turismo’
Los niveles de agua tan bajos de la presa La Purísima, por la sequía, ante la falta de agua, han afectado mucho a la pesca y su comercio. El turismo también ha registrado una baja sustancial.
“No ha llovido nada, nada, pues qué hacemos, esto está afectando a todos, al ganado y a los pescadores, ahí andan todos los pescadores, pero ni apoyo para nosotros ni nada”, contó don Leonardo Fuentes, de 68 años, dedicado a la crianza de ganado.
María de Luz y su esposo Esteban, se han dedicado a la pesca desde hace 16 años. El miércoles salieron muy temprano de su casa de la comunidad El Zangarro, de Guanajuato capital, para acercarse a la presa La Purísima, con la esperanza de lograr grandes pescas.
Pero no fue así, subieron a su lancha de madera, muy deteriorada y remaron por toda la zona de la presa, de las 8 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde, pero solo lograron pescar un kilo de mojarras.
“Pesqué un kilo desde las ocho hasta ahorita, es triste lo que está pasando, queremos que suba el agua pero no ha llovido. Ahorita ya no creo que llueva tanto, ya pasó mucho tiempo.
“En un tiempo mejor pescamos unos 20 ó 30 kilos diarios, y ahorita tengo desde las ocho de la mañana y es 1:30 de la tarde, y solo he pescado 1 kilo, ni para vender, lo usamos para comer nosotros, será para la botana”, platicó Esteban, un pecador de 41 años.
Él y su esposa María de Luz tenían la esperanza este miércoles de pescar por lo menos 10 kilos, para venderlo, pero no.
Relató que con la sequía y ante la falta de agua, el kilo de mojarra la venden entre 120 y 140 pesos y cuando es Semana Santa hasta en 150. Sin embargo, cuando hay lluvia en abundancia el precio baja hasta los 80 y 100 pesos.
“El nivel del agua de la presa está muy bajo, cuando sube nada más se ve la cúpula de la iglesia”, dijo.
Comentó que el Gobierno federal les ayuda a los pescadores de la zona, con un cheque anual por 7 mil pesos; “muy poco, pero algo es algo”, acentuó.
Tan solo de la comunidad del Zangarro son 22 pescadores, más los trabajadores de esta actividad comercial de las comunidades Molineros, Cajones, Santiaguillo y La Haciendita, todos de la capital del estado.
“A ver si algún día nos apoya el gobierno con una lancha de fibra vidrio y con motor, porque estas son de madera, ya bien desgastadas y con remos, con el riesgo de que se volteé a la mitad de la presa”, agregó María de Luz, esposa de Esteban.
La dueña de una tienda de abarrotes, ubicada sobre el camino principal a la Presa La Purísima, afirmó que los tiempos son malos, ya no hay turismo.
“El turismo está apagado, a veces los días domingo llegan poquitos, pero al ver seco, ya no regresan, ya no es lo mismo, además, ya no hay mucho dinero para venir”, aseguró.
Con información de Christian Pérez
CA