Guanajuato.- Por la baja cantidad de lluvia que cayó esta temporada en el estado y por otros factores, como los incendios, es vital la preservación de la Reserva de la Biósfera de la Sierra Gorda de Guanajuato, considerada una importante reserva de agua.
Por ello se está llevando a cabo un estudio a nivel federal para conocer la factibilidad de usar el agua que escurre para abasto de otra población fuera de esta Área Nacional Protegida, ubicada al noreste del estado y que comparte territorio con Querétaro.
Esto, de acuerdo con Yann René Ramos Arroyo, profesor-investigador del Departamento de Ingeniería Geomática e Hidráulica de la Universidad de Guanajuato (UG), quien visita la reserva de la biósfera desde el año 2007.
Explicó que considerando decretos emitidos desde la Presidencia de la República, se analiza la sustentabilidad de canalizar estos escurrimientos, considerando la actual crisis de agua, que se intensificó este año por la falta de lluvias.
De acuerdo con el más reciente reporte “Monitor de Sequía en México” de la Comisión Nacional del Agua –Conagua-, el 58.2% de los 46 municipios de Guanajuato presentan “sequía severa” y se estima que el problema se agravará en 2024 por la poca lluvia registrada esta temporada.
Yann René Ramos detalló que en 2020 el hoy Conahcyt -Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías- abrió una convocatoria dentro de los llamados Proyectos Nacionales Estratégicos, para evaluar reservas de agua del país, en reservas para el ambiente, es decir, en zonas donde no hay mucha afluencia humana.
Desde hace dos años, la Universidad Autónoma de Querétaro lidera el equipo de diez instituciones de nivel superior, entre las que está la UG, que realiza esta evaluación.
“Uno de los principales objetivos de este proyecto es conocer el volumen mínimo de agua que deben llevar los ríos para que todas las especies animales y vegetales que viven tanto al interior del cauce como en la zona ribereña se mantengan saludables”.
“Las asignaciones de agua a las poblaciones deberían realizarse conociendo este volumen mínimo, también llamado caudal ecológico”, explicó.
¿Y cómo traerla?
En Guanajuato se estudia el río Santa María, ubicado en la Sierra Gorda, en Chiapas el Usumacinta, además de cauces en Jalisco, Veracruz, entre otros.
“(En la Sierra Gorda) hay una disponibilidad de agua, pero el punto es ¿Cómo hacerle para traerla? Creo que eso ya será otro tema que se tiene que poner a discusión, sin embargo, ya tanto Conagua como Comisión Estatal del Agua -CEAG- lo han planteado”.
No obstante, reconoció que “exportar” el agua hasta el Bajío de inicio no parecería muy viable porque hay una distancia de 140 km hasta la ciudad de Celaya y como el río Santa María está a 820 metros sobre el nivel del mar, para aprovecharla hay que subir a 2 mil 400 metros y luego bajarla a la región.
Estamos resolviendo cuánta agua llueve y cómo han sido los efectos del cambio climático. Ahora, esa agua que llueve, ¿cuánta escurre, cuánta se infiltra?, para conocer cuánta podría estar disponible para la población”.
El proyecto incluye capacitar a los habitantes de las comunidades para que realicen un monitoreo participativo, por medio de pluviómetros, que son cubetas donde se mide la cantidad de lluvia que cae.
“Como es muy compleja la condición allá, las pendientes son muy fuertes, la verdad cuesta mucho tiempo y esfuerzo llegar allá, (las comunidades) están muy aisladas, es gran ventaja que la densidad de población es muy baja, entonces no hay mucho impacto ambiental y eso da facilidades para el monitoreo”.
Por fortuna, dijo, cuentan con el compromiso de la gente para seguir capturando estos datos una vez que termine el proyecto, el próximo año, y así llevar mediciones de las condiciones meteorológicas, como calor o lluvia, o condiciones de riesgo ante un evento extremo, para minimizar los daños.
El investigador comentó que la UG está formando profesionistas e investigadores para que continúen trabajando en y por la Sierra Gorda de Guanajuato y hay planes de montar ahí una estación de estudio para colegas de todas las áreas del conocimiento.
Temperaturas extremas
A pesar de las altas temperaturas que se registraron este año y de las escasas lluvias, Guanajuato fue uno de los estados menos castigados por los incendios, hasta mediados de noviembre el registro era de 36, de acuerdo al Concentrado Nacional de Incendios Forestales. Comparativamente, Jalisco reportó 1 mil 348.
Tres de los siniestros ocurrieron en la Reserva de la Biósfera de la Sierra Gorda de Guanajuato: uno en la zona de San Luis de la Paz, por posibles causas naturales, con 80.5 hectáreas consumidas. Dos más fueron en Xichú: uno de 3.1 hectáreas, posiblemente por fogatas, otro de causas desconocidas, con impacto mínimo de 0.8 hectáreas.
Aunque el investigador dijo que gracias a la tecnología hay buena coordinación entre las diferentes instancias federales, estatales y municipales para combatir el fuego con el apoyo de voluntarios y las comunidades, reconoció que por falta de otros instrumentos meteorológicos no se conoce a profundidad ese microclima, por lo cual la información oral es muy valiosa.
Por ejemplo, en Xichú, la estación meteorológica reporta temperaturas máximas, históricas hasta de unos 35 grados centígrados por ahí de mayo, son calores de los que hay que cuidarse”.
Lo que sí es un hecho es que estos años rompieron récords en términos de calor y falta de lluvia, lo que preocupa a la población local pues si no hay fuentes de agua, empieza a morir el ganado, afectando la economía local.
“Ha estado extremadamente seco. En la zona de Xichú, más o menos la lluvia media anual está aproximadamente en unos 550 milímetros, es decir 550 litros por metro cuadrado. Al día de hoy ha llovido menos de 100 milímetros, es decir, menos de la cuarta parte de lo que suele llover.
“Sí es un tema que hay que visualizar y -recordar que- es una región donde no se ha atendido adecuadamente la infraestructura de abasto de agua potable, algo que deberían atenderse”.
A merced de la naturaleza
El especialista destacó que el término de la carretera en Xichú que va de la cabecera municipal hasta la comunidad de Palomas le permitirá a la gente de esa zona abastecerse de agua, alimentos, etc.
Advirtió que ha habido años muy húmedos en los el río Santa María llega a tener un caudal considerable y que en la parte baja del río en este municipio no existe un puente vehicular ni peatonal, por lo que entonces comunidades como La Laja quedan aisladas.
Y que en vista del daño que fenómenos naturales como los huracanes y sus remanentes pueden causar en la infraestructura y las telecomunicaciones, el caso Acapulco, las instancias correspondientes deben considerar los efectos del cambio climático y proteger a la población en lo inmediato y a largo plazo.
“Hasta donde yo sé en los años 50 entró un huracán del Golfo de México a la Sierra Madre Oriental, que afectó fuertemente las partes más altas de Xichú. La población cuenta que antes se cultivaba café en esta zona. Después del huracán, entró una plaga que acabó con esta actividad económica”.
Ramos Arroyo dijo que aunque ahora la tecnología permite estar informados, se deben enfocar esfuerzos, recursos tanto de académicos como funcionarios en el terreno para mitigar las pérdidas tanto de infraestructura como de vidas humanas, especialmente en regiones aisladas como esta.
Dijo que eso implica cuidar también el tipo de actividades económicas que se autorizan, como el motocross de montaña u otro tipo de deportes o turismo que se promociona como “sustentable” pero que no lo es.
“Mi postura es analizar qué tan benéficos son para esta zona, considero que no deberían permitirse, cambiarían completamente la paz, todo lo que (el ecosistema) nos ofrece. Es una región muy bella. Cualquier guanajuatense puede sentirse orgulloso, está muy bien conservada. Quisiéramos mantenerla así”, concluyó.
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