Guanajuato.- El jurista Miguel Carbonell señaló cuatro deficiencias de la reforma al Poder Judicial Federal:
- No partió de un diagnóstico del sistema judicial en México
- No incluyó la discusión de los otros componentes: Policías municipales, Fiscalías, reclusorios
- Tampoco identificó ni atendió “los cuellos de botella” y
- Es contradictoria entre la selección y despido de jueces y magistrados.
En entrevista con AM, señaló de entrada: “El diseño institucional es complejo, porque se ‘vende’ diciendo que los jueces van a ser electos por voto popular, pero por otro lado tienes un tribunal que los puede correr si no hacen bien su trabajo. ¿Entonces en qué quedamos? ¿Dónde quedó la responsabilidad del nombramiento y de la estabilidad?
La experiencia de otros países, que son muy pocos los que utilizan la elección, demuestra que la participación es muy baja, porque si de por sí no conocemos a los candidatos para diputados y senadores, menos a los jueces”.
Auguró que la gente no va a participar porque no entiende el asunto ni su trascendencia. Consideró que eso va a ser un problema para la reforma.
El investigador de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM desde 1998 estuvo ayer en el auditorio general de la Universidad de Guanajuato para impartir una conferencia sobre la protección a las víctimas.
Faltaron diagnóstico y temas por tocar
Sobre la primera deficiencia, el director del Centro de Estudios Jurídicos Carbonell, señaló:
Yo creo que había muchos otros temas y muchas otras cosas que le resolverían mucho mejor el tema de la calidad de la justicia a la gente: que son: Fiscalías, primeros respondientes. Un tema que no ha estado presente en nada del debate y a mí me parece fundamental: los reclusorios.
“¿Qué pasa con los reclusorios? No sabemos, no tenemos una discusión nacional ahí”.
Sobre la segunda falla, dijo que la exposición de motivos no parte de un buen diagnóstico, de hecho, no hay un diagnóstico del sistema judicial en México.
“Y tampoco hay un diagnóstico de las posibles causas de lo que se ha dicho de que el pueblo ya está cansado de tanta injusticia y tanta corrupción. Sí, pero ¿dónde está el diagnóstico?
Porque no es lo mismo litigar un asunto en materia fiscal que en materia familiar. No es lo mismo ir a una Fiscalía, que ir a la Suprema Corte en un amparo. Entonces tenemos que empezar a diferenciar.
“¿Qué es lo que hizo la iniciativa? Lo metió todo en una sola bolsa y entonces dijeron: vamos a reformar todo el método judicial de todas las instancias”.
En este punto, el especialista en Derecho Constitucional consideró que una diferenciación importante que se debió haber hecho son las cargas de trabajo de los tribunales, porque hay jurisdicciones muy cargadas: laboral, familiar, civil, mercantil, pero hay jurisdicciones menos cargadas, como la penal y administrativa.
Eso yo creo que ameritaba un diagnóstico diferente, un diagnóstico que, desde mi punto de vista en la iniciativa no está, no aparece, no hay datos estadísticos”.
Y en tercer lugar, la iniciativa presentada el 5 de febrero pasado tampoco identificó “los cuellos de botella” que existen en el sistema jurídico.
“Una reforma inteligente debió de haber atendido en primer lugar esos cuellos de botella.
“O sea, ver lo que funciona peor y lo que funciona más o menos bien. Lo que funciona más o menos bien lo dejas; lo que funciona peor lo tienes que cambiar y atender con urgencia. Pero ahí la reforma plantea una sola bolsa y no hace la diferenciación pertinente”.
Sobre el cuarto punto, recordó que una de las creaciones de la reforma es un tribunal de Disciplina Financiera, que puede llegar a suspender de su cargo a los jueces y magistrados o incluso removerlos. “Este tribunal se constituye en un súper tribunal”.
“El diseño institucional es complejo, porque se ‘vende’ diciendo que los jueces van a ser electos por voto popular, pero por otro lado tienes un tribunal que los puede correr si no hacen bien su trabajo. ¿Entonces en qué quedamos? ¿Dónde quedó la responsabilidad del nombramiento y de la estabilidad?”.
Eso le parece que puede generar bastante tensión y la idea principal que anima la reforma no se va a precisamente a cumplir.
Señaló que lo que vamos a tener en las elecciones de jueces y magistrados de 2025 y 2027 es una renovación de cuadros, donde los que lleguen no sabremos si realmente tienen experiencia, conocimiento, van a saber gestionar sus oficinas, porque en un Tribunal de Circuito puede haber hasta 50 trabajadores. En una renovación de ese tamaño no va a estar fácil eso.
-¿Le parece que se perderá la profesionalización?
Sí. Cuando hay carrera judicial, aunque no se cumple siempre, el criterio orientador es el mérito, es que tú estés preparado, que hagas bien tu trabajo y vas subiendo.
“Cuando esa lógica cambia para pasar a un sistema electoral, lo importante es que seas popular, porque es la manera en que vas a jalar los votos. Y yo creo que eso sí, no quita al 100%, pero sí pone entre comillas el criterio de mérito”.
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AM