El discurso político se mantiene vigente como la columna vertebral de las campañas políticas, los candidatos a través del mensaje se dan a conocer junto con sus propuestas, y definen su posicionamiento sobre las diversas inquietudes sociales frente al electorado.

El discurso de campaña de los candidatos punteros en Hidalgo en general contiene líneas discursivas comunes, que son coincidentes con las propuestas de sus candidatos presidenciales, por razones objetivas solo analizaremos más ampliamente el discurso de la candidata al senado de la coalición Todos por México (PRI,PVEM y PANAL), Nuvia Mayorga y del candidato al senado por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Julio Menchaca. En el caso de la candidata al senado por la primera formula de MORENA, parece que la secretaria general de MORENA se encuentra sobradamente confiada en las encuestas y lleva una campaña apenas perceptible, sin pena ni gloria. En el caso del candidato por la segunda fórmula del PANAL, su discurso es tan abstracto que no conecta con la gente. A pesar de los esfuerzos de su equipo no han logrado inyectar emoción, ni ha logrado convencer como reiteradamente refiere de encontrarse alejado de las viejas formas de la política.

En el caso de la candidata al senado por el PT, sigue haciendo uso del mismo discurso que como activista le ha distinguido, por otro lado, los candidatos de la coalición Al Frente por México, casi nada se sabe de ellos, pareciera que solo presentaron las candidaturas para no dejarlas vacías.

El discurso de Nuvia Mayorga se distingue porque pareciera estar dirigido solo a militantes del revolucionario institucional, y no da cabida a entablar un dialogo con los ciudadanos. Busca sobre todo generar empatía con los electores, sigue la tónica de la cultura del esfuerzo e intenta inyectar emoción. El esquema se circunscribe más en un mensaje de corte motivacional, hace uso de muchos conceptos que no dicen nada.

No hace uso aún, de las diferencias que distinguen su candidatura de la de los candidatos de otros partidos políticos, a pesar de hacer uso del relato para contar una historia no logra mover emociones.

En el caso de Julio Menchaca, el discurso es de corte idealista, muy convencional y siempre dentro de lo políticamente correcto. A pesar de llevar un discurso para cada audiencia en particular, lo cuida tanto que termina sin ofrecer nada. Hace referencia a los ejes discursivos de López Obrador, lo que lo coloca en ocasiones como representante absoluto del bien y lo que ya es común en los morenistas, los demás significan el mal. Menciona reiteradamente las cincuenta acciones del proyecto de nación de su candidato presidencial, sin enumerarlas, ni explicar el cómo de dichas acciones. La manera en que conduce el mensaje es para que la ciudadanía le sirva como embajador del mensaje político.

Una campaña ganadora no se concibe sin un buen discurso, y un mensaje político no es posible sin conocimiento de la realidad regional, ya que la población tiene significaciones propias sobre el escenario nacional y estatal, tener los elementos para abstraer y explotar esos símbolos o significaciones a favor de su candidato, les permite ir un paso adelante. Poner en práctica lo anterior es posible con un discurso adecuado a la realidad social de cada región del estado. El mensaje que se aloja en la mente del electorado, da credibilidad, relevancia y confianza al candidato, la suma de estas tres se traduce en votos.

 

Twitter: @David_Tenorio

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *