De pequeño tuve una estricta formación católica. Aunque, en el fondo de mi corazón no la compartía, tuve que aprender algunos dogmas… uno de ellos anuncia el fin de los tiempos en los que bajaría Dios del cielo y haría un “JUICIO FINAL”.
Imaginaba a un señor gigante, barbón y con una túnica blanca descendiendo de una nube hacia la tierra, para perseguir a los humanos a quienes gritaba, enfadado, las faltas o pecados cometidos en la vida.
Tenía miedo que me reclamara esa vez que tomé de una papelería, en Tecámac, Estado de México, un juguete de plástico que vi tirado en el suelo. Esa carga de conciencia, a mis seis años, no me dejaba dormir.
Después crecí y se me olvidó. No cambié de religión, por el contrario, agradecí las vivencias y decidí no tener más intermediarios entre eso que llaman Dios y yo. Fue así que generé una relación menos tensa y más armoniosa que me permitió amplificar mis sentidos, la percepción y saber quién soy.
De los tiempos finales de los que me hablaron puedo decir que los estamos viviendo, al igual que el juicio final. A continuación te lo platico, pues, esa transición de la que habla la Biblia es de una NOCHE a un AMANECER.
LA NOCHE GALÁCTICA
Así como el planeta Tierra gira en una órbita alrededor del Sol, el sistema solar en el que cohabitamos, que se llama ORS, estuvo en una traslación que dura alrededor de 26 mil años.
Durante ese ciclo del universo, estuvimos fuera de la radiación de energía que emite el sol central de la galaxia llamado ALCIÓN. A esto se le llamó OSCURIDAD O NOCHE GALÁCTICA, y, así como la noche que conocemos, hizo que se durmiera nuestra consciencia pues toda esa energía que liberan los soles nos mantienen atómicamente activos o despiertos.
Para no dejar caer totalmente esa consciencia o divinidad, al inicio de esa noche galáctica, se nos introdujo la ORACIÓN: elevar tu pensamiento de ORS a ALCIÓN. El “fin de los tiempos” es también el anuncio de esa penumbra.
Esa oscuridad galáctica está completando su ciclo en estos tiempos y, así como cuando llega el amanecer, se inicia un despertar. Como cuando brincas de la cama, vas al baño y tu cuerpo depura toxinas, hoy tenemos que desintoxicarnos sin intermediarios.
LA NOCHE CONDUJO AL OLVIDO Y LA DESCONEXIÓN
Como humanidad recorrimos cientos de caminos a ciegas y en muchas ocasiones pisamos a aquellos que habían caído. Miramos sin amor a los heridos y herimos con el deseo de evitar ser heridos y sobrevivir. Creamos guerras, abusamos y nos lastimamos.
La noche condujo al olvido y la desconexión. Dejamos de escuchar el amoroso susurro de la Madre Cósmica y creamos el arquetipo del Padre Castigador.
A todo esto, ese JUICIO no es castigo, sino una oportunidad que tenemos para discernir, transformar e invitar a liberar todas esas historias que juntos creamos durante la desconexión.
No hay a quién tengamos rendirle cuentas, sino a nosotros mismos… todo esto fue con la intención de experimentar esa ausencia de luz, pero ¡estamos de regreso!
Es importante hacernos consciente que recorrimos cegado por la noche un camino que condujo hacia parajes inciertos y lastimosos. Es en la Luz del día donde puedes corregir tus pasos, aprendiendo de las huellas que dejaste atrás.
Respirar en amor y abrazar ese fragmento de tu Alma que pide retornar a ti en busca de perdón y redención. Amar y bendecir a la tierra quien amorosamente nos acompañó durante esta noche.
Gracias Caminantes de Estrellas.