De acuerdo con el artículo “La importancia de conocer y abordar la reticencia a la vacunación” publicado en la revista Nexos, hasta 30 por ciento de la población mexicana sería renuente a vacunarse contra COVID-19. En la experiencia propia conozco varias personas que hasta el momento rechazan ponerse el piquete que les brinde protección ante algún posible contagio de coronavirus.

Estamos apenas saliendo de la llamada tercera ola de la pandemia en la que se sumaron miles de contagios, en Hidalgo hubo jornadas con más de 500 en un solo día, incluso más de los que fueron reportados en la segunda embestida durante los dos primeros meses de este año. Pero aunque se dispararon los casos de la enfermedad, el número proporcional de defunciones disminuyó notablemente.

Cabe aclarar que aunque no se ha identificado una causa concreta para explicar la reducción de los fallecimientos, expertos consideran que el fenómeno se debe a que gran parte de la población más vulnerable, las personas adultas mayores, ya cuentan con su esquema de vacunación completo, además de que un número relativamente alto de habitantes más jóvenes ya tienen al menos una dosis de la vacuna.

De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, hasta el 20 de septiembre sumaban 41 millones 918 mil 336 personas con esquema completo de vacunación. Además, 95 millones 638 mil 622 habitantes tenían al menos una aplicación, lo que, aunque en mucho menor medida, ya brinda algo de protección contra el virus.

De acuerdo con los pocos estudios realizados en México, según la revista Nexos, el porcentaje de personas reacias a ponerse la vacuna correspondería aproximadamente a 37 millones de personas, cifra considerable y más aun si tomamos en cuenta los riesgos que representan una gran cantidad de población no vacunada en un escenario de pandemia que facilitaría la aparición de variantes resistentes a los biológicos cuya efectividad parece constatarse conforme avanza la vacunación en todo el mundo.

Así, incluso con miles de casos activos en Hidalgo durante la tercera ola, no hubo escenarios catastróficos como los de enero y febrero cuando la gente hacía filas larguísimas para conseguir un tanque de oxígeno y aunque el sistema hospitalario estuvo rondando en su límite, logró ser suficiente para la demanda. La razón, dicen especialistas, es que muchos de los contagios fueron sensiblemente menores debido a la vacunación. 

En contraparte, la mayoría de los casos que llegaron al hospital y que alcanzaron condiciones críticas en el mejor de los casos tenían solo una dosis de vacuna o de plano ninguna por considerar el biológico como un riesgo o por no temer al coronavirus. 

Las redes sociales han dado cuenta ya de muchas experiencias de personas que ya hospitalizadas, han rectificado su postura y manifestado que si pudieran volver atrás se habrían puesto la vacuna. Así que mejor no espere, que si de miedos hablamos, la enfermedad es peor.

ACLARACIÓN                                                
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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