No siempre lo que esperas tiene que pasar, pero más allá de tener un sentimiento de tristeza porque no ocurre, puedes considerarlo como un gran golpe de suerte. Suena difícil ya que somos un tanto impacientes, todo lo queremos a la medida del deseo. Pero la vida, mi amigo, no funciona así.
Se habla mucho de la resiliencia cuando alguien fallece, es la postura que nos aconsejan tomar; sin embargo, puede aplicarse para cualquier caso, incluso cuando no obtienes lo que tanto anhelabas.
Somos seres humanos con el poder tomar decisiones en cada paso que damos en nuestras vidas, por eso, asegúrate que tus decisiones sean las correctas porque todas ellas forjan tu destino. De ellas dependen las ganancias y consecuencias, aunque no sean en ese preciso momento, pero poco a poco definen el resto de tu vida.
Si sientes que no has tomado las decisiones correctas, es momento de hacer un análisis profundo y ver qué puedes rectificar para tener mejor calidad de vida.
La resiliencia es la capacidad de afrontar adversidades, que las personas se adapten positivamente ante cada circunstancia. Esto implica un reto: superar aquello que nos duele y seguir adelante.
Lo que más necesitas es aclarar tu mente, ponerla en orden, hacer una especie de limpieza mental para lograr pensamientos positivos y evitar catastróficas voces que te culpan, que te ponen adjetivos de debilidad, fealdad, torpeza, etc.
Es necesario comprender que muchos de los pensamientos negativos que tenemos y de los escenarios que nos preocupan, la mayoría de las veces ni siquiera ocurren o son falsos. No podemos caer en el error del adivino, pues nadie tiene la verdad absoluta, menos de lo que no ha sucedido.
Debes aceptar las cosas y seguir adelante. No esperes que las situaciones cambien o se aclaren por sí solas. Es necesario seguir con tu vida tal cual, con tus carencias emocionales, económicas, afectivas, entre otras.
Aferrarse a tener ciertas cosas o a determinadas circunstancias te impide ver las consecuencias. Tenemos un pensamiento obstinado y simplemente dices: “lo quiero”, a pesar de que existan muchas razones para que no sea así.
Ten presente que “allá arriba” alguien te cuida, sin importar la creencia que tengas. Agradece por lo que no tienes, lo que no funcionó, hazlo también por lo que sí tienes y lo que sí funciona.
Esa necesidad constante, tus deseos irrefrenables, muchas veces llevan a lastimarte. Tiendes a ponerte el pie, quizá porque estás acostumbrado a obtener resultados al instante, pero no siempre ocurre así.
Sin embargo, es muy importante que distingas entre lo que sabes que no te conviene, de aquello que es bueno para ti y por lo que debes luchar e insistir.
Comprendo que te sientas frustrado por no saber decir “basta”, pero entre más te obstines con aquello que quieres y la vida no te da por alguna razón, más infeliz harás tu vida.
Te propongo una cosa: deja de apegarte a las cosas negativas. Deja ir, deja fluir. Te aseguro que llegarán otras oportunidades. Pero recuerda: tampoco te pongas cómodo en tu silla segura a esperar, pues lo único que cae del cielo es agua.
Ensimismarte tampoco te ayudará a crecer ni mejorar tu inteligencia emocional. Solo se trata de seguir, de abrirte el panorama, descubrir tus capacidades y ejecutarlas, ellas te llevarán a algo más alto. No tengas miedo, confía en ti, tienes las capacidades, solo esfuérzate.
Trata de llevar una vida equilibrada en todos los aspectos, así podrás aceptar las consecuencias de tus acciones. Piensa que hoy estás lleno de salud, pero si todavía puedes modificar algunos hábitos y hacerlos más saludables, hazlo, tendrás una vejez maravillosa, sin tantas enfermedades o dolores físicos. Aprende a elegir lo mejor para ti, para que te conviertas en la mejor versión de ti mismo.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.