Las primeras botas que tuve, por ahí entre secundaria y preparatoria, eran toscas, tipo mineras, negras, con casquillos al frente, me encantaban, me sentía brava, rebelde, rockera, libre; claro, estaba en aquella época de “construcción”, tratando de conocerme, defenderme y entender mis decisiones, pero la sensación que me daban era de poderío, de fuerza, pisadas firmes, esa era yo, por dentro insegura, indecisa y aparentando ser, algo que no era; mi infancia estuvo llena de reglas, de límites, pero en muchos casos eran demasiados, no había mucha libertad de ser quien hoy sé que soy, me queda claro que ha sido una buena chamba, no de la noche a la mañana definir que me gusta y que no, que me molesta y que me agrada, en fin, sí ha tenido que ver con el paso de los años, pero si hubiera sabido tanta cosa a los 20´s uuuuf que cosas me hubiera ahorrado pero lo vivido me ha hecho lo que hoy soy y sigo construyendo, así que no hay arrepentimientos.

Esta columna no tendría sentido si sólo hablara de lo que en mi parecer, ha salido bien, hay que hablar de lo que sale mal, no tanto de como actúo como madre, el concepto de la maternidad para mí, es que debe ser divertida, una aventura, de esas que te sorprenden de pronto y con audacia aprender a actuar, pero también de esa experiencia que me deja, en mi autoconcepto, en mis frustraciones, en el estrés, en aprender a soltar, a llorar de pronto por sentirme agobiada, hoy sé que eso es bueno, aceptar, admitir y corregirlo, es mejor que hacer como que nada pasa, porque si pasa. Recuerdo una vez que mi hijo mayor levantaba los platos después de comer y muy clara le dije “lleva el plato al fregadero” se quedó ahí, parado, viéndome, yo empecé a molestarme, había sido clara repetí, “lleva el plato al fregadero” se movió de un lado a otro con cara de duda y con sus pequeñas palabras dijo encogiendo los hombros “¿Cuál es fregadero?”  ¡plop! (pero de esos plops GRANDOTES) lo miré y dije ¿sabes cuál es el fregadero?, “no” me contesto.

Imaginen mi sorpresa, la risa interna que de pronto me dio, la pena que sentí, lo tomé de la mano, lo lleve y dije “amor, este es el fregadero, ponlo aquí” así lo hizo y se fue a jugar, mientras me quede pensando y todavía reflexiono, seguro que muchas veces doy por sentado cosas que según yo, ellos entienden, pero la pregunta inversa seria ¿y yo se los he explicado?

Seguro que no, habrá muchas cosas que dejo pasar y son importantes y otras que supongo son súper relevantes y nomás no, así que me aseguraré de no dar todo por sentado, explicar todos los fregaderos que habrá en su vida y guiarlos para que no haya equivocaciones, ni malos entendidos, pensando que fui clara, cuando no di información o no quedaron claras las cosas.

Espero que su caminar sea como el que describía al inicio, así como ese momento fue para mí, que tengan pasos firmes, alegres y que se sientan cómodos por cualquiera que sea su camino, pero me queda claro, que debo ayudarles a elegir sus botas, o tenis, o chanclas, explicarles que si les aprietan hay que dejarlos, si les quedan flojos, habrá que cambiarlos, ninguno debe molestar, deben dejar moverse con comodidad, volar, soñar y disfrutar.

ACLARACIÓN                                                
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo. 

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