La interseccionalidad es una herramienta analítica para estudiar, entender y responder a las maneras en que el género se cruza con otras identidades y cómo estos cruces contribuyen a experiencias únicas de opresión y privilegio.”. (Symington, 2004)

Partiendo de este concepto, es importante mencionar también a la autora Kimberlé Williams Crenshaw, pionera sin duda de este término y quien en su texto denominado “Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence Against Women of Color” ejemplifica de una manera clara la interseccionalidad desde una óptica del “fraude matrimonial” que se caracteriza por mujeres, de raza negra y migrantes las cuales sufren doble vulnerabilidad al ser violentadas en el matrimonio, así como al carecer de políticas o derechos que vulneran su seguridad por el estatus de inmigrantes.

Retomo lo anterior porque el concepto de interseccionalidad de la autora Williams Censhaw marca un precedente que posteriormente considerará la autora Marta Vigeros Vigoya al identificar las intersecciones de raza y género y clase y género, enfatizando sus aportaciones en el feminismo de color.

Si nos remontamos a películas antiguas y por supuesto a la historia, no es novedad recordar que las películas estadounidenses retoman a los hombres y mujeres de raza blanca como los líderes o lideresas y siempre como protagonistas de las historias o también para el caso específico de las mujeres como amas de casa y aunque la historia relate un contexto de discriminación o vulnerabilidad hacia un colectivo de mujeres, también es una realidad que las mujeres de raza negra sufren mayor opresión y carecen de privilegios. La autora Elsa Dorlin en su artículo “Dark Care” conceptualiza estos ejemplos como “house wife” desde una mirada de pureza, sumisión que realizaban las mujeres de raza blanca mientras que las mujeres de raza negra “house hold” son reputada por ser amorales, rusticas y sucias, “lo que constituyó el reverso de lo femenino como una norma racializada de la domesticación y no una hipotética masculinidad preexistente” (Dorlin, 1975) como muchas autoras han escrito a lo largo de los años.

También es una realidad que como siempre se ha mencionado en frases como “todo es culpa del patriarcado”, “el patriarcado es el responsable”, la interseccionalidad da un cambio radical a estos dichos porque nos permite entender que no fue así ya que el ejemplo claro es que los hombres de raza negra no ejercieron este patriarcado, porque fueron reputados por ser amorales, rústicos y sucios y su fin era la esclavitud frente al hombre de raza blanca y también frente a las mujeres de raza blanca.

Ahora bien, la interseccionalidad no solo ha visibilizado las desigualdades de las mujeres y hombres de raza negra, también ha permitido identificar la vulnerabilidad de las mujeres indígenas por su condición étnico, racial y de género. Patricia Hill Colins considera que “la interseccionalidad requiere abordar cuestiones tanto microsociológicas como macrosociológicas. Cuando esta articulación de opresiones considera los efectos de las estructuras de desigualdad social en las vidas individuales y se produce en procesos microsociales, se designa inerseccionality: cuando se refiere a fenómenos macrosociales que interrogan la manera en que están implicados los sistemas de poder en la producción, organización y mantenimiento de las desigualdades se llama interlocking systems of oppression” (P.H, 2000)  lo anterior tiene la característica particular de retomarlo derivado de los aspectos organizacionales e institucionales de las desproporción del poder.

Y precisamente por la desproporción del poder que siempre se ha señalado siendo ejercido sobre las mujeres por los hombres, la interseccionalidad nos permite comprender como las construcciones simultaneas de distintos ordenes de clase, género y raza en diferentes configuraciones históricas no solo afectaron y perjudicaron a las mujeres, fueron mucho más vulnerables las mujeres y los hombres de raza negra.

La anterior recopilación y las conceptualizaciones de las diversas autoras genera un nuevo horizonte para el término de interseccionalidad, sobre todo porque rompe totalmente con las teorías ya establecidas a lo largo del tiempo referente a la percepción del patriarcado. Coincido también con la autora Elsa Dorlin que menciona que definitivamente los estudios de género no pueden disociarse coherentemente de la raza y la clase, sobre todo cuando existieron situaciones en las que la interseccionalidad involucra a mujeres de raza blanca y ricas y al mismo tiempo mujeres, de raza negra y pobres que no gozaron y siguen si gozar de derechos como las primeras.

ACLARACIÓN                                                
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo. 

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