Corren vientos de cambio durante la toma de protesta a Julio Menchaca Salazar como gobernador en la plaza Juárez de Pachuca, ya que por fin Hidalgo le dijo adiós al Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de casi un siglo de permanecer en el poder.
Durante los próximos seis años las expectativas alrededor del nuevo gobierno son varias, quizá la principal es demostrar que la administración que inicia este lunes es diferente a su antecesora y que no se trata solo de un cambio de color, de que son los mismos con diferente camisa.
Cada inicio de sexenio vuelan las esperanzas y las promesas, pero ya es tiempo de dejar el atraso, frenar la pobreza, crear fuentes de empleo para evitar la migración de los jóvenes y que la obra pública no sea de relumbrón y abarque todas las regiones del estado.
Hoy es un buen momento para empezar, vamos, andar por ese camino donde no estemos condenados a ser el último lugar en todo lo bueno y primeros en todo lo malo como sucede con el robo de hidrocarburo o la economía informal.
Y lo que se vive en la plaza Juárez de Pachuca este lunes 5 de septiembre entre las vallas metálicas y bajo el domo que afortunadamente soportó los vientos de cambio, hay que decirlo, es un buen inicio.
Si las anteriores tomas de protestas a los gobernadores de Hidalgo eran un acto de exhibicionismo del poder, en esta ocasión trasladar la ceremonia a la plaza pública le da un toque democrático y de cercanía a quienes se pretende gobernar.
Pues vemos a presidentes municipales, senadores, diputados, dirigentes sindicales y de partidos formados en los accesos, según el color de una tarjetita que levantan nerviosos, juntos a los ciudadanos que miraban curiosos el alboroto.
Así, el presidente municipal de Mineral de la Reforma Israel Félix y la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, esperan juntos entre empujones de otros interesados en conseguir un acceso.
Incluso, el extitular de la política pública en la administración de Omar Fayad se irá de inmediato una vez concluida la ceremonia.
Nunca faltan en los eventos de este tipo las viejas formas o costumbres como el exhibicionismo de aquellos que acuden con la única finalidad de hacerse notar ante el gobernador para encajar en alguna secretaría.
El abucheo a los gobernadores sentados en segunda fila, Manuel Ángel Núñez Soto y Francisco Olvera Ruiz cuando son mencionados por Menchaca Salazar es la demostración que la clase política priista va en picada, al menos entre los presentes.
Mientras que del grupo de exgobernadores falta el senador Miguel Ángel Osorio Chong y el extitular de la Fiscalía General de la República (FGR) Jesús Murillo Karam, quien está bajo proceso por la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
“Omar, entregas y te vas”, fue otra de las frases que los asistentes cantaron desde los últimos lugares, entre los trabajadores de la cementera Cruz Azul, quienes piden la reconexión de energía a la planta de Tula.
Después las 3 mil 500 sillas plegables de plástico negras terminan abandonadas en la plaza, el público platica entre si, busca fotografiarse con algún político, abrazos, felicitaciones y el señor de los chicharrones y chicles hace su agosto.
Lo que ya no está tan democrático y cercano al pueblo es la comida privada que encabezó Menchaca Salazar en la exhacienda la Concepción luego de la toma de protesta en plaza Juárez.
Así inicia un sexenio que por primera vez en la historia de Hidalgo no será gobernado por el PRI, por fin.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo