Ya empezó la feria de Pachuca. Tal parece que dos años sin festejo desanimó a la población porque reportan baja afluencia al recinto en el sur de la ciudad, aunque quizá sea el sentido común de preferir mantener los pesos en la bolsa porque la pandemia no ha sido benévola con nadie y si no te enfermaste, o peor, la inflación derivada ha hecho que más personas saquemos la calculadora en el súper.
Nomás de pura entrada una familia cuatro personas paga alrededor de 200 pesos. Ora imaginen sumar lo que hay adentro, que la comida, que los juegos, que el recuerdito, que la cobija, que las ollas y una cervecita para desestresar. Caramba, pues mejor chalupas en casa.
Además, la recién llegada 4T no hace las cosas más fáciles, apenas el domingo estuvieron bien puestos para la foto de inauguración pero días antes ya querían separar al pueblo en el teatro del mismo. Zonas VIP, ¡qué gran idea!, habrá pensado alguien en algún momento.
Por casi 3 mil pesitos puedes ver a tu artista favorito a unos metros, con mesas, tragos, servicio preferencial y sin la incomodidad de un montón de gente a tu alrededor, todo muy civilizado y, lo más importante: exclusivo. Le hubieran puesto zona fifí y el asunto queda redondo. Les faltó visión.
Pero en qué cabeza cabe, decía mi madre. No les duró ni un día el negocio luego que la pobre Fey, quien abrió las presentaciones el teatro del pueblo se quedó con todo el frente vacío y, especialmente, por las críticas de la gente que anunciaba un rechazo generalizado para la medida que impedía disfrutar de los pocos espectáculos accesibles.
Y aunque hubo quienes defendieron la propuesta con el argumento de que el negociazo podría servir a la población si las ganancias se ocupaban para el beneficio común, mantuve mi escepticismo porque tal cosa como el interés general no suele estar en la agenda de gobernantes. Además, llámenme alarmista, pero la exclusión empieza siempre con un poco y termina por abarcarlo todo, más adelante la voracidad llamaría a seccionar todas las áreas y mantener a las personas de menos recursos bien atrás, donde no estorben, incluso hasta afuera, pos ni que las cosas fueran gratis.
Mejor así, que el único privilegio lo tenga quien pudo llegar bien temprano y se acomodó desde horas antes al frente para no perder detalle de su artista, los demás, con el tradicional: como van llegando.
Ojalá la 4T hidalguense no les prohíba a funcionarios también acudir al teatro del pueblo como hicieron con el palenque. Que los dejen divertirse, pos ni que fueran distintos al resto de las personas. Pensemos en Omar Fayad, quien anduvo con Emmanuel y Mijares cante y cante, pero parece que la transformación llegó a Hidalgo con restricciones.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo