Apego y desapego tiene lo suyo, en las dos direcciones, el segundo puede causar dolor o sufrimiento de alguna manera, y el primero es muy fácil de adquirir, ya sea a personas, cosas y hasta tu mascota.
No quiero decir que el apego no sea algo bueno, de hecho lo es, por ejemplo el apego a tu familia y a los seres queridos; lo que te quiero decir que así como tiene mucho de bueno el apego, también lo tiene el desapego.
Hay que dejar ir, no porque no ames, y tampoco porque no merezcan ser amados o amadas, todos lo merecemos, merecemos a quienes se esfuercen más en demostrarte que verdaderamente, está enamorado, enamorada de ti y te ama.
Hay que dejar ir, soltar y sentirnos libres, no porque crees no entenderte con el otro, con él o con ella, si no porque también tú, te mereces a alguien que se interese de la misma forma por ti, por cómo estés, por tu salud, por tu bienestar, te mereces lo mismo que das.
Hacer un balance, si lo que puede aportar para ti esa persona tal cual es, te construye o te debilita, con pleno respeto a la forma de ser de cada quien, podrás ver si el camino por delante, aunque doloroso por un tiempo, sea el dejar ir, el desapego, y si lo es, lo que sufras no será eterno, no lo olvides, habrás aprendido.
Duele más vivir con miedo al sufrimiento, que atravesar por ello un tiempo y crecer, madurar un poco más, y no extender el dolor del corazón, y así, abrir la posibilidad a nuevas oportunidades, a decisiones más sabias en las que, tal vez, encuentres tu propio camino y porqué no, el camino en compañía.
Te invito a tratar con el desapego, de lo que te lastima, de lo que sufres, de lo que no te aporta, y practicar el apego a lo que te haga sentir mejor, a lo sano, a lo que te hace bien, a lo que te da paz, al amor que te convierte en la mejor versión de ti.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo